viernes, 6 de septiembre de 2013

LA LIBERTAD DEL HOMBRE

Responsabilidad de ser libres

La tercera parte del Catecismo de la Iglesia Católica de la primera sección, nos presenta una sabrosa enseñanza sobre la libertad del hombre y dice así: “Todo hombre ha sido creado racional y libre; por ello es digno. El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos” (San Ireneo). (cfr. CIC 1730)

Pero ser libre provoca tensión. La tensión radica en “el tener libertad” y “el ser libre”, porque se tiene  libertad y se es libre. Naturalmente, es más importante la dimensión del ser que la del tener. La libertad es ante todo, un modo de ser. Libertad política, religiosa, intelectual, moral, etc.

Estas libertades no son concesiones que nos da una nación, una constitución o un gobernante; son exigencias que surgen de “mi ser libre”. Ser libres es estar en proceso de liberación continua. Libertad “de” y libertad “para”. En este proceso vamos liberándonos de ataduras (ignorancia, enfermedades, vicios, etc.) que nos impiden, realizarnos plena y definitivamente.

La libertad no tiene su razón de ser en sí misma. No es un valor absoluto. Porque si no es para el bien, ¿de qué sirve? Hace falta saber para qué se es libre; su finalidad; su sentido. Por ello, el autodominio y disciplina dan una intensa sensación de libertad.

La paradoja de la libertad. Debemos tener en cuenta que es importante gobernar nuestros impulsos personales, es decir, una actuación humana libre y consciente en todos los actos de nuestra vida. La “libertad se conquista”, pues existe el constante riesgo de perderla. Es aquí donde nos encontramos con la paradoja: La Libertad, es un regalo, regalo que debe ser permanentemente conquistado, porque:

* El  hombre no tiene libertad para no ser libre.

* El hombre puede paradójicamente, ser al mismo tiempo libre y esclavo. Esclavo para los demás, pero libre en sí mismo, como por ejemplo, Maximiliano Kolbe (entre tantos) aunque preso en el campo de concentración de Auszwitch, era espiritualmente libre y hasta ofreció su vida por otro.

* El ser humano tiene libertad (no derecho) para hacer el mal, pero no tiene libertad para deshacerse de las consecuencias de su mala acción, es decir de la culpa.

En la sociedad moderna el hombre libre, ¿no se encuentra efectivamente encadenado en el mundo del trabajo, en la sociedad, en el Estado, en la misma Iglesia?. Todos sabemos que donde hay grupos humanos, siempre hay competencia y afán de poder. Alguien querrá destacarse sobre sus semejantes, sea con medios correctos o no.

Quizá sea oportuno preguntarse ¿me considero realmente libre? ¿Soy dueño de todos mis actos? ¿Depende mi felicidad de la consideración de los demás?.

Cada quien obtendrá su respuesta.


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