jueves, 26 de septiembre de 2013

EL HIJO PRÓDIGO


¿No somos como el hijo mayor de la Parábola?

Tristemente muchos cristianos carnales acarrean problemas espirituales internos. Son como el hermano mayor de la parábola hijo pródigo (Lc l5, 25-32). Creen que todo lo hace bien. El decidió quedarse con su papá en casa. De ninguna manera iba a malgastar la plata de su padre, en bandidaje. Pero cuando el hermano menor regresó a casa, algunas actitudes equivocadas del hermano mayor, que se creía «bueno», salieron a la superficie.

: Tuvo un sentimiento de importancia propia pues,» okai-ró» cuando comenzó la fiesta en su casa. No porque no le gustaba la fiesta. Le gustaba, claro que sí, por eso le reclamó a su papá que nunca él tuvo una fiesta.

2º. Le siguió un sentimiento de autocompasión. El hermano mayor dijo a su papá: «Tantos años te sirvo, siempre te obedecí y nunca me has dado ni un cabrito para «farrear» con mis amigos. Pero cuando vino este hijo tuyo, «vago y sinverguenza» que ha gastado tu plata con prostitutas, matás el ternero más gordo y le hacés una fiesta de la «gran siete».

En realidad, dos son los hijos pródigos. El hermano más joven era culpable de los pecados de la carne. (Ha-é o farrease minte, ñande estiloitépe). Mientras que el hermano mayor era culpable de los pecados del espíritu (actitud). Cuando termina la parábola, es el hermano mayor quien está fuera de la casa del padre. Es decir,  «la ibueno veva vaichá o pytá okápe»

¿Cuántos de los que nos creemos buenos, somos como el hermano mayor? ¿No alimentamos muchas veces, actitudes de celos, autocompasión y egoísmo?. La actitud del hermano mayor, nos enseña al menos, tres posibles defectos:

- Podemos ocupar el lugar privilegiado de un hijo y al mismo tiempo rechazar las obligaciones de un hermano. Exteriormente, el hermano mayor era correcto, consciente, obediente, muy responsable. Pero su actitud era inadecuada. Además, una relación equivocada con el hermano menor, produjo una relación tensa con su papá.

- Podemos servir al Papá fielmente y sin embargo no estar en comunión con él. El hermano mayor no tenía ni remota idea del porqué el papá debía alegrarse con el regreso de su hijo.

- Podemos ser heredero de todo lo que nuestro Papá tiene y sin embargo se menos felices que alguien que no tiene absolutamente nada. Recordemos que los criados estaban felices comiendo, riendo y bailando, es decir, se pegaron la gran farra, mientras que el hijo mayor quedó fuera de la casa plagueándose  por sus derechos.

Una actitud equivocada mantuvo al hermano mayor lejos del deseo del corazón de su papá, del amor de su hermano y de la alegría de todos. Por eso, estimado lector, cuando nuestra actitud comienza a andar mal, como la del hermano mayor,  recordemos dos cosas:

1º.- Nuestro privilegio: Hijo, tú siempre estás conmigo 2º.- Nuestras posesiones: «Todas mis cosas son tuyas». Si nos tomamos un poquito de tiempo y hacemos una lista de todos los privilegios y posesiones que tenemos en Cristo, caeremos en la cuenta de ¡cuán ricos somos!

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