¡NO
ENGAÑAR!
Vivimos - otra vez - intensos momentos
de agresiva contaminación visual, sonora e incoherencia de vida. La mala política
partidaria - de este o aquel color- vive sus “mejores momentos” sofistas.
1ª
mentira:
Polución visual. Mienten, pero no engañan cuando los políticos en
rabiosa campaña electoral –como por arte
de magia, recursos tecnológicos mediante - se “tunean” aparentando más
jóvenes, menos barrigudos, con sonriente dentadura blanca y demás artimañas que
usan para vendernos “bondad, patriotismo, felicidad…”
En puertas de alguna elección como ahora,
los políticos ensucian aun más nuestras calles realizando pegatinas por
murallas, paredes, postes, semáforos, tendiendo pasacalles, gigantografías que
poluyen visualmente todo el territorio nacional.
2ª
mentira:
Polución sonora. En nuestro país, la
polución sonora tiene su ley, la 1100/97 (...) En su Art.1ro., esta ley tiene
por objeto prevenir la polución sonora en la vía pública, plazas, parques,
paseos, salas de espectáculos, centros de reunión, clubes deportivos y sociales
y en toda actividad pública y privada que produzca ruidos molestos.
En el Art.11 dice: cualquier persona
puede presentar denuncia ante cualquier autoridad municipal o policial en su
caso, la que está obligada a intervenir y disponer la prohibición o la
reducción de los ruidos molestos. Preguntas: ¿Algún político hizo, hace o tiene
como propuesta electoral combatir este delito? ¿No serán ellos mismos parte del
delito a combatir?
3ª
mentira:
Algunos, para no decir muchos, causan pena al considerarse a sí mismos opción
diferente o el
cambio que espera la gente, cuando estos canallas no tienen ni un gramo
de coherencia de vida: son prepotentes, no respetan al semejante, chupasangre, no
se conoce el origen de sus bienes, etc, etc. Entonces, las bellas palabras que
pudieran decir, se vuelven cadáveres putrefactos en sus bocas.
Y en el fragor de batallas
electoralistas, no faltarán quienes para congraciarse con el elector, babee
jactancioso discurso mediante que, con valentía derrotamos a la “triple
alianza”, la guerra contra Bolivia y la dictadura de Stroessner etc., pero eludirán
mencionar que hay una batalla que nunca ganamos: la de la corrupción e impunidad.
Todo lo contrario, hizo metástasis en el
enclenque y deteriorado tejido moral de la nación, comprometiendo eficazmente
futuras generaciones. Y muchos de los que hoy nos prometen un Paraguay justo y
feliz, son parte activa de este caos establecido.
Editorial de Abc del 10.07.15: “De hecho, sin temor a exagerar, podemos
afirmar que estamos siendo gobernados por el vicio, la venalidad, el
oportunismo, el hedonismo y otros males que genera el ejercicio de las diversas
modalidades del poder político y económico y sus privilegios.
Nuestros
políticos están contaminados por el deseo inmoderado e incontrolado de
ganancias rápidas y cuantiosas, a cualquier precio y de cualquier forma. No les
interesa en lo más mínimo tener en cuenta el origen de sus fortunas; pasan por
encima de reglas legales y éticas para alcanzar su cometido; consideran que el
objetivo todo lo justifica y que el transcurso del tiempo borra sus pecados e
iniquidades”.
Repito, pueden mentir, pero no engañar. Sin embargo, este malhumorado artículo, no está
dirigido a sanos político, quienes pretenden
manejar con transparencia y honestidad, dinero de gobernaciones, municipalidades, ministerios, hospitales,
entre otras instituciones del Estado - al servicio de bien común.
Alguna vez el
pueblo se zafará de políticos con garras y dientes afilados, es decir, de ladrones
y antipatriotas. Depende de cada ciudadano honesto.
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