martes, 21 de julio de 2015

ANTE ESCÁNDALOS EN LA IGLESIA (II)

¿MANTENGO  O  PIERDO  MI  FE?

Otro santo que vivió en tiempos MUY difíciles también puede ayudarnos. San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aún peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir.

Pero, se convirtió al Señor, fundó a los Franciscanos, ayudó a reconstruir la Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos. Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. "Hermano Francisco," le dijo, "¿qué harías tu si supieras que el sacerdote que está celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado?" Francisco, sin dudar un sólo instante, le dijo muy despacio: "Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote."

Así que lo que Francisco estaba diciendo que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual. Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace!. Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas.

Jerarquía y fieles tienen que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados. Hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochenta, pero siempre puede ser perfeccionada. ¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, -, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo-, es la SANTIDAD!

Indudablemente habrá muchas personas que hoy dirán: "¿Para qué practicar la fe, para qué ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los elegidos son capaces de hacer cosas malas?" Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe.

Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: "Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa.

Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor aseguró de que así será. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón dijo una vez al Cardenal Consalvi:"Voy a destruir su Iglesia" El Cardenal le contestó: "No, no podrá".

Napoleón dijo otra vez: "¡Voy a destruir su Iglesia!" El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá!. Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"  Si los malos Papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior…. ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo?. El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia. ¡Por eso, nunca perdamos la fe en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado.

¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos en que: ¡Estamos llamados a ser santos y cuánto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! . El papa Francisco, en Río de Janeiro, que enfrenta el desafío de revitalizar la Iglesia, pidió a de miles de jóvenes católicos que lo aclamaron en la playa de Copacabana conservar la fe pese a los malos sacerdotes.

EL escándalo puede ser algo que nos conduzca por el camino del suicidio espiritual o que los inspire a decir, finalmente, "Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar Tu nombre, como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo he encontrado. Un sacerdote malo No debe apartarme de Cristo, de su Iglesia y de mi Salvación.

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