NO SOLO BUENAS INTENCIONES….
En el día 1º de mayo, en
que la Iglesia celebra la Fiesta de San José obrero y en la Jornada
internacional del trabajo, el Papa dijo: “Les pido a quienes tienen
responsabilidad política de no olvidar dos cosas: la dignidad humana y el bien común”.
En nuestra ciudad y en todo
el país, abundan lugares que se han convertido en puestos de basura por
personas que se dedican a este menester, como los carriteros, y no carriteros quienes
todos los días, desde sus vehículos arrojan desperdicios a la vera del camino. Porque,
¿cómo se explica, aquí y allá, la cantidad de “vertederos callejeros”?
Otro atentado al bien común: La paz. Insultante
y prepotente agresión de quienes en
pandillas y al mando de sus ruidosas motocicletas, - cuando no con automóviles
- realizan peligrosas piruetas, tomando por asalto las avenidas de la ciudad,
poniendo en riesgo sus vidas y la de transeúntes que nada tienen que ver con el
desatino de estos inadaptados, especialmente los días domingos.
Qué significa para esta fauna el sagrado
derecho a descansar, quienes trabajamos, así como el derecho que le es debido a
la persona enferma o quien simplemente desea paz en su hogar. El antídoto más
seguro contra la chusma y sus pasiones desenfrenadas consiste en asegurar el
cumplimiento de las disposiciones legales.
Como si no fuera suficiente con los desperdicios, muchas
calles están llenas de baches y cráteres cubiertos con agua servida. (en muchos
casos arrojadas por propios vecinos)
Estos despropósitos nos
convencen que existe y sufrimos un gran dilema. Hay grave problema de conciencia
ciudadana: ingente chatura cívica.
Nada digamos de propietario
de patios baldíos que por irresponsabilidad apeligran la salud pública. También,
quienes quemando basura, inundan al vecindario de humo y desagradables olores… y
las perlas de nuestra alegre fauna guaraní, puede seguir…
¿Dónde están las autoridades, quienes,
frente a cualquier micrófono o cámara, hablan de libertad y democracia,
mientras, por inoperancia nos hunden cada vez más en la desgracia, al
no aplicar la ley a infractores? ¿Cómo es posible que estos transgresores hagan
lo que quieran sin ser mínimamente importunados?
Hace falta que las autoridades cumplan
su rol, pues nadie los ha obligado a ocupar los cargos que ostentan; han pedido
votos y han prometido servir a la ciudadanía, y se lo hemos dado. Es necesario,
por consiguiente, que no se desentiendan de sus obligaciones y apliquen
ejemplares multas a los irresponsables, potenciales asesinos de inocentes.
El premio Nobel Camilo José de Cela: “Hay
que huir de las actitudes testimoniales, de los gestos inoperantes y
grandilocuentes”. Y el muy recordado Juan Pablo II decía: “El
infierno está lleno de buenas intenciones y el cielo de buenas obras.”
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