¿MANTENGO O
PIERDO MI FE?
No debemos esconder los tristes sucesos que salpican sacerdotes
que abusan de niños y jóvenes, aquí y allá. Quiero exponer mi opinión
abiertamente y de frente cuál debe ser nuestra actitud como fieles católicos ante
este doloroso escándalo. (Recopilo parte de la Homilía del sacerdote Franciscano Roger J. Landry en su parroquia- EEUU).
Lo primero es reflexionar
lo que el Señor Jesús hizo antes de elegir a los doce apóstoles: subió a la
montaña a orar toda la noche. (cfr. san Lucas 6, 12-16). Él les dio el poder de
expulsar a los demonios, curar a los enfermos… y ellos mismos obraron en Su
nombre numerosos milagros.
Pero, a pesar de todo, uno
de ellos fue un traidor. Uno que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor
le lavó los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de
entre los muertos y perdonar a los pecadores, traicionó al Señor. El Evangelio
nos dice que Él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por
treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo….
A veces los elegidos de
Dios lo traicionan. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo
causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera
Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de
comenzar a crecer. Pedro lo negó, Felipe dudó. ¿Se equivocó Jesús al elegir a
sus apóstoles?
En vez de ver sólo a aquellos
que traicionamos a Jesús, ¿por qué no nos centramos en los que, a pesar de sus debilidades humanas
luchan y son ejemplos de vida como miles
de santos conocidos y otros tantos anónimos? ¿Cuánta gente buena, papá, mamá,
hijos, estudiantes, profesores, periodistas, etc., no viven luchando contra el
mal y haciendo el bien? Y, ¿Cuántas
miles de almas – entre ellos cientos de sacerdotes - en pleno siglo XXI, son
martirizados por adhesión a Cristo?
El escándalo, lamentablemente, no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su
historia, cuando estuvo peor que ahora. En cada una de esas épocas, cuando la
Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevó a tremendos santos que llevaron a
la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos
momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillara más intensamente.
Recordemos la triste
historia del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseñó nada contra la fe, pero
fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes
concubinas. Llevó a cabo acciones contra aquellos que consideraba sus enemigos.
Martín Lutero visitó Roma durante su papado y se preguntaba cómo Dios podía
permitir que un hombre tan malvado fuera la cabeza visible de Su Iglesia.
La Iglesia fundada por
Cristo no podía fracasar. Es así que surgieron santos como Francisco de Sales,
quien poniendo en riesgo su vida, porque muchas veces fue golpeado y dejado por
muerto, predicaba el Evangelio con verdad y amor. Un día le preguntaron cuál
era su postura en relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos
sacerdotes.
Lo que
él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para
quienes lo escucharon. Él no se anduvo con rodeos. Dijo: "Aquellos que
cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un
asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo
ejemplo". Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: "Pero yo estoy
aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor.
Mientras que aquellos
que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen
el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe-, son
culpables de suicidio espiritual." Son culpables, dijo él, "de cortar
de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos,
especialmente la Eucaristía". San Francisco de Sales anduvo entre la gente
de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de
los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes.
¿Cuál
debe ser entonces nuestra reacción? ¡Depende cada quien perder o conservar su
fe!
No hay comentarios:
Publicar un comentario