<DESCARTE>
En su apoteósica gira pastoral por tres países periféricos de América
Latina, el papa Francisco, entre ellos, Paraguay, ha utilizado una y otra vez
el vocablo “descarte”. Las «4 pes», aquí
aludidas no son las conocidas como factores del marketing mix: Producto,
Plaza, Precio y Promoción que conocen los expertos de la
mercadotecnia.
Son las terribles “4 pes” del PODER, PLACER, PLATA Y
PRESTIGIO, herramientas que mal entendidas y utilizadas, originan una
quinta «P», la «p» del PECADO causante de la exclusión y degradación humana y
social. Son estas:
* EL “dios” Poder: el diccionario lo define como (a) Tener
la facultad o potencia de hacer algo. (b) Dominio o influencia que uno
tiene sobre alguien o algo. "Vivimos en
una cultura del descarte porque el “dios poder” está en el centro. El
resultado está a la vista (cfr. S. Núñez- Sociedad y Política p.79):
“Incapacidad administrativa, moralidad rotosa henchida de ambición, y de
codicia, gobierno desatinado y disoluto y un país pobre a la deriva.” ¿Cuántos
políticos o no, debemos arrepentirse de este pecado?
* El “dios” placer: Hay
que reconocer que el placer es una gran seducción. Negarlo sería tonto. ¿A
quién no le atrae el placer? ¿A quién no le gusta pasarlo bien? ¡Hay tantos
placeres que nos seducen! ¿A quién no? Los placeres de la vista. Los placeres
del paladar. Los placeres genitales. ¿Y es malo el placer? NO, lo es. Es malo
cuando se construye la vida y felicidad desde el placer como único sentido de
la vida. Cuando todo lo medimos sólo para que yo y mis allegados “lo pasemos”
bien. ¿Cuántos políticos y no políticos, debemos
arrepentirse de este pecado?
* El “dios”
Plata-dinero
(pirá piré): Alguien
ya lo dijo: Ese "poderoso caballero,
don dinero", cupido de la codicia, es tremendamente seductor, y en las
jaulas de sus señuelos han ido cayendo los hombres de todos los tiempos. “De un
corazón corrupto llega la traición como la de Judas que traiciona a Jesús” (homilía
del papa Francisco –06.15).
¿Cuántas
autoridades y no autoridades, por mala conducta pública y privada (ladrones,
adúlteros, contrabandistas, proxenetas, corruptos, compradores de conciencia y vendedores de
sentencias) no debieran vivir escondidos como topos?. Y ¿Cuántos
políticos y no políticos, debemos arrepentirse de este pecado?
* El “dios”
Prestigio: un prestigio social ganado como reconocimiento por algún
valioso aporte a la comunidad, naturalmente es aceptado con complacencia y
gratitud. Pero, la exaltación exagerada del propio “yo”, (ombligocéntrico)
parece indicar que esa persona es una especie de monstruo insaciable de halagos
y delirios de grandeza, ignorando al mundo que lo rodea.
El egocentrismo, un término que hace referencia a centrarse
en el ego (es decir, el
yo), es la exagerada exaltación de la propia personalidad. El
egocéntrico hace de su personalidad el centro de la atención. El egoísmo es,
por lo tanto, lo opuesto al altruismo. ¿Cuántos
políticos y no políticos, debemos arrepentirse de este pecado?
Recordemos la
invitación del papa Francisco que resuena con fuerza: “No es necesario excluir
a nadie, no es necesario que alguien se vaya: basta de de descartes….una lógica
que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquello que “no
producen”, que no se los considera aptos o dignos porque aparentemente “no nos
dan los números”, porque, NO es lícito, ni aún por razones gravísimas, hacer mal para conseguir
el bien.
Sólo lograremos descartar la cultura del “descarte” si
descartamos a los dioses de las 4P´s. AMÉN.
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