jueves, 9 de julio de 2015

NUESTRAS ESPERANZAS..

¡HAGAMOS  REALIDAD!

En la puerta de la patria paraguaya se ha encendido una gran fogata de expectativa, fervor y esperanza: la llegada del papa Francisco a nuestro sufrido y desigual pueblo. Miles de almas abrigamos la esperanza de algún cambio en el no muy atinado andar político, social y económico guaraní.


Sería muy infantil creer que el papa Francisco, apenas pise tierra paraguaya, solucione todos nuestros desbarajustes con su presencia y una varita mágica en mano. Nadie puede hacerlo, menos aún, si se trata de una sociedad postrada y pisoteada por la corrupción, injusticia y desigualdad, como la nuestra.

- La sola presencia del Papa no cambiará el carbonizado rostro del país por causa de políticos y funcionarios de alto rango, impresentables y voraces. Su visita no limpiará por arte de magia las causas que nos ubican en los primeros puestos de corrupción a nivel mundial….¿o sí?

- Tampoco cambiará nuestra moral raquítica pública y privada, productora de antiguos malos hábitos de nuestra chatura cívica - del vaí vaí, tavý y mbareté - auténticos “vampiros que succionan” con angurria desmedida el dinero público como lo hacen de mil maneras….¿o sí?

- En fin, no hará absolutamente nada que nosotros podemos y debemos hacer como sociedad “libre e independiente”, como hipócritamente se cacarea en los discursos oficiales….¿o sí?

Sin embargo, quienes esperamos al Pastor que viene a manifestar su cercanía, cariño y acompañamiento a sus hermanos – sobre todo a los descartados – y a fortalecer la fe, esperanza y caridad del pueblo, seguros estamos que su presencia será como oxígeno que renueve nuestro contaminado, como cansado aire moral y espiritual.

Quizá, sus palabras nos hagan tomar conciencia que nuestro laicado cristiano no ha generado nada positivo en la conciencia de responsabilidad política. Nuestra vocación extra eclesial de laicos está maniatada e inoperante (cfr. S. Núñez-Sociedad y Política p.159). Si logramos captar el mensaje y metamorfosear nuestra averiada conciencia, su visita ya habrá valido la pena.

Con sencillas palabras, lo que sí esperamos es que, tengamos la capacidad y deseos de abrir corazón y mente al pedido del Papa, para vivir un Paraguay en comunión (no en des-unión), al servicio de los demás en donación (don-acción), iniciando tal tarea con la familia, muchas hoy pulverizadas, por el relativismo moral, entre otras causas.

Es decir, que volvamos a vernos como lo que somos: hermanos. Vivir con fe, caridad y esperanza. ¿Qué Jefe de Estado en el mundo, antes y ahora, trae y fomenta mensajes de amor, solidaridad y justicia como lo hace Francisco?

Definitivamente, creo que algo o mucho, puede cambiar esta ilustre visita. Depende de nosotros. Mi ESPERANZA es que: a pesar de que como pueblo estamos muy disminuido y pobre, vaciado por robos, fraudes y violado por la corrupción, podamos salir adelante…SI QUEREMOS. La patria dolorida pide cambios… quizá la oportunidad y el incentivo sea Francisco.

No olvidemos la esperanzadora frase de santo Tomás de Aquino: “Una sola gota de la sangre de Cristo, tiene suficiente eficacia para lavar todos los crímenes del mundo” Porque la “Paraguay jaipotava, ñandé manté ja japota”.  

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