¡HAGAMOS
REALIDAD!
En la puerta de la patria paraguaya se
ha encendido una gran fogata de expectativa, fervor y esperanza: la llegada del
papa Francisco a nuestro sufrido y desigual pueblo. Miles de almas abrigamos la
esperanza de algún cambio en el no muy atinado andar político, social y
económico guaraní.
Sería muy infantil creer que el papa
Francisco, apenas pise tierra paraguaya, solucione todos nuestros desbarajustes
con su presencia y una varita mágica en mano. Nadie puede hacerlo, menos aún,
si se trata de una sociedad postrada y pisoteada por la corrupción, injusticia
y desigualdad, como la nuestra.
- La sola presencia del Papa no cambiará
el carbonizado rostro del país por causa de políticos y funcionarios de alto
rango, impresentables y voraces. Su visita no limpiará por arte de magia las
causas que nos ubican en los primeros puestos de corrupción a nivel mundial….¿o
sí?
- Tampoco cambiará nuestra moral
raquítica pública y privada, productora de antiguos malos hábitos de nuestra
chatura cívica - del vaí vaí, tavý y mbareté
- auténticos “vampiros que succionan” con angurria desmedida el dinero
público como lo hacen de mil maneras….¿o sí?
- En fin, no hará absolutamente nada que
nosotros podemos y debemos hacer como sociedad “libre e independiente”,
como hipócritamente se cacarea en los discursos oficiales….¿o sí?
Sin embargo, quienes esperamos al Pastor
que viene a manifestar su cercanía, cariño y acompañamiento a sus hermanos –
sobre todo a los descartados – y a fortalecer la fe, esperanza y caridad del
pueblo, seguros estamos que su presencia será como oxígeno que renueve nuestro
contaminado, como cansado aire moral y espiritual.
Quizá, sus palabras nos hagan tomar
conciencia que nuestro laicado cristiano no ha generado nada positivo en la
conciencia de responsabilidad política. Nuestra vocación extra eclesial de laicos
está maniatada e inoperante (cfr.
S. Núñez-Sociedad y Política p.159). Si logramos captar el mensaje y metamorfosear
nuestra averiada conciencia, su visita ya habrá valido la pena.
Con sencillas palabras, lo que sí
esperamos es que, tengamos la capacidad y deseos de abrir corazón y mente al
pedido del Papa, para vivir un Paraguay en comunión (no en des-unión), al
servicio de los demás en donación (don-acción), iniciando tal tarea con la familia,
muchas hoy pulverizadas, por el relativismo moral, entre otras causas.
Es decir, que volvamos a vernos como lo
que somos: hermanos. Vivir con fe, caridad y esperanza. ¿Qué Jefe de Estado en
el mundo, antes y ahora, trae y fomenta mensajes de amor, solidaridad y
justicia como lo hace Francisco?
Definitivamente, creo que algo o mucho,
puede cambiar esta ilustre visita. Depende de nosotros. Mi ESPERANZA es que: a
pesar de que como pueblo estamos muy disminuido y pobre, vaciado por robos,
fraudes y violado por la corrupción, podamos salir adelante…SI QUEREMOS. La
patria dolorida pide cambios… quizá la oportunidad y el incentivo sea
Francisco.
No olvidemos la esperanzadora frase de
santo Tomás de Aquino: “Una sola gota de la sangre de Cristo, tiene
suficiente eficacia para lavar todos los crímenes del mundo” Porque la “Paraguay jaipotava, ñandé manté ja japota”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario