ELECCIONES... "JEÝMA LO MITÃ"

 ¿Esta vez…se dará el ansiado cambio?

El secretario privado del presidente de la República, Mauricio Espínola…dijo que “la limpieza de las figuras desgastadas debe continuar sin pérdida de tiempo”. (lanación.com.py-09.03.21)

En ésta y aquella carpa, de este y aquel color, oímos otra vez, envejecidas promesas, agotados y raídos proyectos políticos de mejorar la salud, educación y seguridad. Pese a sus mentiras y dolores con nos azotan…rehacemos esperanzas…¿una vez más?.

Pero, al pensar un chiqui nomás, nos preguntamos: ¿cómo confiar en prometedores del cambio, si en su vida personal y profesional no dan testimonio de vida? ¿No tenemos acaso, entre nuestros representantes y autoridades, muchos indeseables? 

Una pregunta muy común: ¿Por qué gente moralmente sana no se involucra en la política, si sabido es que para que la política cambie, los buenos tienen que involucrase en ella? Según los Papas del siglo XX: “La política es la forma más elevada de caridad”, por buscar ésta el bien común. 

Quizá porque muchos dicen que la “política es sucia y corrupta”. Pero si hay honestos que no roben, planilleros, amantes y demás vividores del erario público, será mejor. En vez de lamentar tantos robos, ¿por qué no se involucran en estos comicios municipales? 

Si no somos parte de la solución...somos parte del problema…se suele decir...El costo de abstenerse de la política es: “ser gobernado por los peores”. Es sano recodar las palabras de Platón. “El precio a pagar por nuestra indiferencia es demasiado grande”. 

"El más "bueno" de los abstencionistas, es peor que el más malo de los políticos", decía el profesor.

“Los cristianos deben participar en la política como ciudadanos responsables, por el bien de todos. La corrupción se combate con principios cristianos, como “sal y luz del mundo”. La sal preserva de la corrupción, la luz permite que se vea la verdad (P. Jordi Rivero). 

Es sorprendente cómo la propaganda de los medios engaña a la gente, cómo creemos las cosas solo porque se repiten. Debemos examinar objetivamente la conducta de los candidatos. 

Solo con gente de sana moral, será posible el ansiado cambio, sabiendo que “un compromiso de este tamaño, solo madura a fuego lento y con fuertes dolores de parto”, dirá el maestro S. Núñez.  

Ante las elecciones municipales, hendý jeýma la cavaju resa. Corren nombres de ciertos letraditos que forman parte de listas que pelarán por entrar en la codiciada fábrica pública que crea nuevos ricos, durante cinco años de vida regalada a costas del hambreado pueblo. 

Hace rato, con razón, decía Secundino Núñez: “Necesitamos una profunda metamorfosis, un vasto cambio, moral, social y político…Hay que cambiar desde sus raíces al Paraguay de ahora; reconstruir la patria soñada, de fraternidad, justicia, trabajo y paz…

Y no digamos que nuestra tierra no alberga hombres de altura para una empresa de tanta mole. Hay hombres muy laboriosos en nuestra patria; Pero tienen que despertar al urgente llamado de la historia, para ser eficaces y alcanzar victoria” (Abc 13.11.07). 

“Mística republicana había cuando se daba la vida por la República”. Política republicana hay ahora, cuando se vive de ella. Sin mística, no puede vivir honestamente la política, ni de captar intereses egoístas que rodean al individuo”. (Hombre animal no fijado p. 188).  

Ya no más “próceres que desmoralizan al pueblo con sus privilegios e impunidades y tráficos de influencias, contaminando lo público con lo privado (…), que desde la negrura y la no transparencia, viven bajo sospecha judicializando permanentemente la vida pública, sin ser nunca castigados.

Ignoran la sociedad civil, permiten la existencia de un Estado en la sombra... Estado real dentro del Estado formal” (Carlos Díaz-El hombre animal no fijado p. 68). 

¿Esta vez… se dará el ansiado cambio?