viernes, 25 de junio de 2021

¿CÓMO VIVIR?

  ¡Ahora y después de la pandemia!

 

Dicen que habrá pérdidas de empleo y crisis económica, aumentará la cantidad de pobres, subirá el costo de vida, habrá menor cantidad de gente en restaurantes, cines y centros de compras. Pero luego de tantas tragedias, las ciudades volverán a la vida normal.

La Iglesia pide “una actitud de esperanza, más allá del efecto paralizante”. Todos estamos llamados a hacer nuestra parte. Mitigar los efectos de la crisis implica renunciar a creer que toda ayuda vendrá del gobierno, como si fuera un “Dios es máquina”. 

Los cristianos, vemos la pandemia como “signo de los tiempos” que exige rever qué tan Iglesia somos y cómo vivimos el Evangelio. Ante estos eventos actuemos con prudencia y audacia cristiana, afirmó Carlos Castillo, arzobispo de Lima 

En medio de la pandemia, Dios nos está convocando a “pasar de un cristianismo de costumbres a uno de testigos”. De eso se trata. 

Pero, no caigamos en la actitud de quienes creen “inventar la pólvora”. Nuestra tradición cristiana, nos guía en la difícil tarea de navegar por esta crisis ¿No libró Dios de la peor “pandemia”, la esclavitud de su pueblo en Egipto?.. 

Así como los judíos en el exilio, el cristiano ante la pandemia, está llamado a cambiar de vida y confiar en Dios. Hoy, muchos hermanos anónimos están en la batalla contra covid, aliviando la crisis de los más pobres. (Ollas populares, donación de medicamentos, etc.) 

A muchos, la realidad que vivimos nos interpela a proclamar la presencia viva de Dios en todos aquellos que están arriesgando sus vidas para proteger a los vulnerables. Como Iglesia, en varias partes del mundo, estamos sumando a estos esfuerzos. 

También, los recluidos en sus casas, pueden participar de este testimonio de una “Iglesia servidora”, en solidaridad con gestos cotidianos como vestir al desnudo, estar en contacto (virtual) con quienes están solos, auxiliando al vecino adulto mayor, etc.. 

“Habito en un lugar alto y sagrado, pero también estoy con el arrepentimiento y espíritu de los humildes, para animar el corazón de los arrepentidos (Isaías 57, 15).

El Señor está con los suyos. Ellos vivirán, y su espíritu los animará; tú me curarás y me harás revivir. La amargura se me volvió paz, me libraste del sepulcro y volviste la espalda a mis pecados” (Isaías 38, 16-17).

Ánimo, hijos míos, invoquen al Señor; Él los librará de la tiranía y del poder de sus enemigos (…) el Santo me colmó de alegría, pues la misericordia del Dios eterno y salvador está a punto de favorecerlos (Baruc 4, 21-22)

Promesas de Dios. “Los pobres buscan agua y no la encuentran; su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, los atenderé…no los abandonaré; haré que broten ríos en las colinas secas…la tierra árida en manantiales de agua. (Is 41, 17-18) 

Así, veamos la pandemia como una oportunidad de hacer un alto en el camino de la vida, dar importancia a lo que más vale: alma, familia y la salvación eterna. Acercarnos más a Dios, leer más la Sagrada Escritura, arrepentirse de corazón, hacer el bien a los más pobres. 

Pongamos en práctica un proyecto de convivencia humana, un pasar mejor para todos y cada uno”. Se puede si se quiere…porque, ¡todavía hay mucha gente buena en el país! 

¡Si Dios está con nosotros!… ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31)

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