miércoles, 17 de diciembre de 2014

¡TODOS RENDIREMOS EL EXAMEN FINAL!

¿SALVADOS  O  APLAZADOS?.... ¡DEPENDE DE CADA UNO!

La vida cristiana está formada por detalles en los que a menudo actuamos incorrectamente. Aceptamos las mentiras, damos rienda suelta a nuestro mal humor, ignoramos tantas ocasiones para manifestar el verdadero amor al prójimo mediante una palabra amistosa o un favor que podríamos hacer en el buen momento, etc,. Entonces, el camino para cometer errores más graves, está a acechando la “vuelta de la esquina”.


Un “inocente” fraude al fisco es suficiente para demostrar que, nos da la pauta que ante tentaciones mayores con seguridad  podríamos sucumbir. El hecho de que nuestros primeros padres comiesen un fruto que Dios había prohibido (Génesis 3:6) quizá no nos parezca grave…. Como tantos pecados del mundo actual.

Pero en realidad era muy significativo: revelaba la desconfianza que tenían con respecto a Dios, la desobediencia, el orgullo, la codicia… y para Dios la prueba era suficiente. Del mismo modo el cristiano, que debe escuchar a Dios, es llamado a ser fiel en las pequeñas cosas de su vida cotidiana. El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, lo será también en lo más grande (Lc, 16:10)

Jesús dijo:"Si lo que ves con tu ojo te hace desobedecerá Dios, mejor sácatelo; es mejor que entres al reino de Dios con un solo ojo, que tener los dos ojos y ser echado al infierno, donde hay gusanos que nunca mueren, y donde el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:47). También habló de un periodo de juicio durante el cual les diría a los malvados: "Apártense de mí, malditos, vayan al fuego que no se apaga, preparado para el diablo y sus ángeles" (Mateo 25:41).

Es humanamente entendido que las faltas conllevan castigo y las malas decisiones conllevan malas consecuencias. Los gobiernos de la tierra han establecido cortes de justicia con el fin de hacer que el que ha violado la ley pague las consecuencias de su comportamiento ya sea con encarcelamiento de un tiempo determinado o con su propia vida.

Dios, el creador de los cielos y la tierra, ha puesto sus leyes desde el comienzo en las cuales también estableció que el que peca debe morir. La doctrina del infierno es repugnante aun a mentes regeneradas, pero no es una doctrina sin base bíblica. Es absurdo pretender poner en Dios la responsabilidad de algo que yo decido libremente. El cuestionamiento pretende culpar a Dios de mi condenación, cuando en realidad yo soy el artífice de mi salvación o condenación.

Supone desconocer la responsabilidad de mis propios actos y libre decisión. Poner la responsabilidad de mi condenación en Dios es como mínimo una gran mentira. ¿Qué sentido tiene culpar a Dios de algo que yo decido ahora libremente?
                                                                                                
Hay quienes reniegan de su libertad. Dicen: ¿por qué Dios me creó libre? Preferirían no serlo... Hay un razonamiento implícito: "Dios me crea libre", "yo libremente me condeno", por tanto "Dios -al haberme hecho libre - es culpable de mi condenación".

¿Puede haber algo tan absurdo como este planteamiento?  Aprovechemos este tiempo de Adviento para realizar una auditoría moral de nuestros valores. 

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