jueves, 25 de diciembre de 2014

ENFERMEDADES DE LA CURIA VATICANA

SEGÚN EL PAPA FRANCISCO
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El Papa Francisco tuvo este lunes su encuentro anual con la Curia Vaticana para intercambiar las felicitaciones de Navidad y en su discurso advirtió que si bien “es hermoso pensar en la Curia Romana como en un pequeño modelo de la Iglesia”, esta también está expuesta a enfermedades que debilitan el servicio a Cristo (…)

Me gustaría mencionar algunas de las más frecuentes en nuestras vidas de curia. Son enfermedades y tentaciones que debilitan nuestro servicio al Señor”, dijo el Papa, que invitó al examen de conciencia para prepararse a la Navidad y luego enumeró las quince enfermedades:

La enfermedad de sentirse ‘inmortal, ‘inmune’ o incluso ‘indispensable’, dejando de lado los controles necesarios y normales. La enfermedad de ‘martalismo’ (en referencia a Marta)… excesiva operosidad (…) La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual…convirtiéndose en ‘máquinas de trabajo’ y no en ‘hombres de Dios.

La enfermedad de Alzheimer espiritual. La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria. La enfermedad de divinizar a los jefes (…). Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que conseguir y no en lo que tienen que dar. La enfermedad de la cara de funeral: Es decir, la de las personas rudas y sombrías, que consideren que para ser serios hace falta pintarse la cara de melancolía. (Fuente: VATICANO, 22 Dic. 14 - ACI/EWTN Noticias).

Pero no sólo el clero, sino también la feligresía toda, deberíamos apropiarnos de la valiente corrección fraterna expresada por Francisco, ya que los “cristianos en general”, estamos obstinadamente atornillados a los malos hábitos del “caiguetismo” (pereza y vaí vaí) y al deseo angurriento del poseer, (i katu haicha) que desprecia el esfuerzo y el “laburo” honesto.

Porque como dice Secundino Núñez: “Nuestra moral privada y pública se ha vuelto muy raquítica y en nuestra sociedad actual, lastimosamente hay fuerzas mortíferas que como vampiros succionan la vitalidad moral, religiosa, seguridad y defensa de otros tiempos”… Y dadas las circunstancias, ¿quién con sano juicio dudaría lo afirmado?

Oigamos al Papa Francisco: “Por lo tanto, en este tiempo de Navidad y todo el tiempo de nuestro servicio y de nuestra existencia - vivir según la verdad en el amor, intentando crecer en todo hacia aquel que es la cabeza, Cristo, (…) según la energía propia de cada miembro, recibe fuerza para crecer de manera de edificarse a sí mismo en la caridad”.

Al mismo tiempo, recordemos e  intentemos aplicar lo que Santo Tomás de Aquino respondió a quien preguntaba sobre la tarea que se le podría dar a alguien con sobresalientes cualidades: “Si es sabio que nos enseñe; si es prudente que nos gobierne y si es santo, que rece por nosotros”. 
                                                                 
                                                             ¡Feliz Navidad!  

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