domingo, 21 de diciembre de 2014

NAVIDAD 2014 (II)

¿GROSERA OPULENCIA  O  NAVIDAD CRISTIANA?   

Decíamos en el anterior artículo que celebrar Navidad sin Jesús, es tan incongruente como escribir sin palabras, cantar sin melodía, pintar sin trazos... es sentarse a la mesa en un banquete de platos vacíos….

Pero, parece mentira que los hombres somos capaces de adulterar todo. Menos mal que también somos capaces de darnos cuenta y rectificar y que estas fiestas Navideñas más razonables, debido a que habíamos llegado a un frenesí de gastos y de consumo que consumía: ¡ridículo!,

Sin dejar regalos, tantas comidas y cenas, tanto despilfarro, hagamos que este año nuestra Navidad sea más razonable, más verdaderas, menos discriminatorias. Podemos y debemos distanciarnos de lo que no está conforme con nuestra fe, nuestra manera de ver las cosas y de organizar nuestra vida, es decir, podríamos ayunar de los dictados del “dogma social” que impone el consumismo.

Ejemplo:. ¿Cómo deberíamos celebrar la Navidad los cristianos?. Ante todo, tenemos que dedicar un tiempo a pensar y meditar cuál es la “verdad de la Navidad” hasta que nos sintamos sobrecogidos por el asombro, la gratitud y gozo. Es una pena que tantos cristianos desprecien la Misa de Navidad.

Debiera asombrarnos que Jesús, una persona divina se hace hombre en el seno de Maríaviene para vencer el poder del mal y alcanzarnos el perdón de los pecados. Jesús es la clave para construir un mundo nuevo, verdadero, justo, fraterno, con la fuerza del amor y la fortaleza de la esperanza. ¿No son acaso, valores que todos anhelamos, o decimos anhelar?

¿Cómo no estar feliz ante la mega noticia que Jesús, Rey de reyes y Señor de señores se “vacío” de su condición divina para hacerse uno igual a nosotros – menos en el pecado. Y acompañarnos hasta el fin de los tiempos?

Porque así lo creemos, necesitamos festejarlo, dejando otras preocupaciones y nos centramos en este recuerdo, disfrutamos de esta situación maravillosa, nos sentimos protegidos por su presencia, nos alegramos, damos gracias, intentamos acomodar nuestra vida a esta verdad fundamental.

Por eso, rezar, alegrarnos y agradecer, fortalecerá nuestra fe y ajustar nuestra vida a la verdad de Dios, es decir, abandonar nuestro “hombre viejo y viciado” para convertirnos al amor y a la esperanza, cantar y anunciar la bondad de Dios con nosotros, ésa es la manera cristiana de celebrar la Navidad.

Quien así festeja la navidad encontrará alegría verdadera, amor y paz, para compartir y disfrutando de otras tantas bendiciones, junto con nuestros seres queridos, parientes y amigos, recordando a los necesitados, haciendo un lugar en nuestra vida excluidos, haciendo que este mundo, siquiera por unas horas, se parezca al mundo nuevo, edificado en la verdad del amor, que comenzó con Jesucristo y que llegará a su consumación.

Feliz Nochebuena para todos. Paz y Alegría para este mundo bendecido por el Padre Dios con el don de su Hijo Jesucristo, dirá Mons. Fernando Sebastián Aguilar, Arzobispo emético de Pamplona. 

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