¡SINIESTRA ENFERMEDAD
CONTAGIOSA!
En Paraguay, diputados aprueban proyecto
del Divorcio Express. Sobre el punto, el
diputado Oscar Tuma dijo que, “anteriormente, se tenía que esperar 300
días para que una persona divorciada pueda contraer nuevamente matrimonio, lo
cual, consideró, un atentado contra la familia”. ¡Ña ñecompletáma katú lo mità!
"Con esta nueva normativa, se puede
contraer matrimonio mientras dure la disolución conyugal", dijo. Esto será
beneficioso para la familia, eliminará las controversias innecesarias y puede
fortalecer la relación entre los padres divorciados. Por un lado, el matrimonio
es una decisión personal que no requiere mucha burocracia. Por el otro, el
divorcio, que también es una decisión personal, requiere trámites excesivamente
largos, burocráticos y costosos; y no debería ser así", argumentó el
congresista.
Todo
divorcio equivale a la muerte de una parte de la civilización, porque el
divorcio es sí es consecuencia de conflicto entre cónyuges heridos. Divorciarse
es repudiar a los hijos, al cónyuge, a sí mismo y a Dios.
Las investigaciones demuestran hijos
provenientes de familias rotas tienen dificultades para formar familia estable,
mantener empleo fijo o tener relaciones íntimas duraderas. ¿Cómo puede un padre
o una madre decir que ama a sus hijos y al mismo tiempo los condena a las
consecuencias terribles del abandono, del divorcio? ¿Cómo puede una persona que
se dice cristiana hacer algo que Dios aborrece y condena?
¿Cómo es
posible mirar a los ojos de los niños y explicarles que uno se va de casa sabiendo
que ello supone mutilar la familia y trastornar su porvenir? ¿Se puede salir
ileso o victorioso de un divorcio? ¿No se desmorona emocionalmente quién pasa
por esa experiencia? ¿El divorcio acaso o es traición a los miembros de la
familia y a la promesa de vivir juntos, en la alegría y en la tristeza hasta
que la muerte los separe?
Dice el
nicaragüense Luis Enrique Rodríguez: “Nuestras autoridades de salud están
alarmadas por las epidemias que constantemente asuelan a nuestro país. Sin
embargo existe una epidemia silenciosa, que está dejando numerosas víctimas y
nadie dice nada, es invisible al ojo humano, pero está afectando a la presente
generación y a la próxima.
Esta epidemia no la produce el mosquito,
ni las ratas, sino el egoísmo del corazón de los seres humanos, y es el
divorcio. Nunca sale ilesa la familia que vive esta traumática separación, aun
cuando esta sea “amistosa”, los daños son evidentes en el corazón de quienes la
viven.
No se ignora las penosas consecuencias
de un divorcio, aunque se disfrace. Afirma el P. Jorge Loring: El tema del divorcio está hoy sobre el
tapete, unos a favor y otros en contra. Quisiera poner mi granito de arena para
aclarar ideas. Mi afirmación es
rotunda: el divorcio no es solución.
Primero
porque Cristo lo prohíbe en el Evangelio. Si fuera bueno, Cristo no lo
prohibiría, porque la doctrina de Cristo no es para molestarnos, sino para
nuestro bien. Dice Cristo: «El casado que se va con otra, es un adúltero. Y la
casada que se va con otro, es una adúltera». Y el adulterio se castigaba con la
pena de muerte, es decir, era una falta muy grave.
La cuestión es optar. Se opta por libertad, no por derecho…en este caso.
Cada quien verá si hace lo que quiere o lo que debe. Los diputados - en general - no tienen talla moral para decir lo contrario a la ley natural.
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