El libro
del Eclesiástico 11, 29-34 versión DHH se lee: Cuidado al escoger amigos: “No lleves a tu casa a cualquiera; el
tramposo tiene muchas mañas (…) el chismoso cambia lo bueno en malo, y propaga
mentiras sobre lo que tú más estimas….No te juntes con el malvado, pues torcerá
tu conducta y te hará ser infiel a tus compromisos”.
Aristóteles, -dice Ricardo Yepes S. en Fundamentos de Antropología, p 206–, divide la amistas según el tipo de bien que se ame en el amigo: el placer que produce, la utilidad que nos reporta, o el amigo mismo. Sólo el tercer tipo de amistad merece ese nombre. Analicemos estos puntos:
- ¿Puede
ser amigo aquel que dice querer sólo por placer y complacerse con el vyroreí,
sólo porque gusto nomás, lo que hace o dice?.¿Y si no me gusta lo que hace o
dice…ya no es amigo?
- ¿Cómo
puede llamarse amigo quien busca utilizarnos?. El corazón de este tipo de
“amigos”, es como tigre que espera atrapar a su presa. En ambos casos, jamás
importó el otro, el amigo, el compañero… solo yo y nadie más.
Este tipo
de amistad está firmemente sellada con “saliva”, no sirven para nada y la mejor
noticia que puede darnos es su: desaparición. Somos seres gregarios y
necesitados unos de otros. El ombligocéntrico nada bueno aporta a la sociedad.
La
verdadera amistad surge cuando hay deseo de que el “otro” sea comprendido,
apoyado y que el amigo, se sienta satisfecho y contento con el otro. Ser amigo,
por tanto, significa ser solidario, justo, amable y sincero, así como quiero
que sean otros conmigo.
El
Personalismo comunitario de Mounier afirma que “no puedo realizarme sin el
otro; debo compartir alegrías y tristezas, transmitir mis experiencias y a la
vez, enriquecerme con las experiencias del otro, es decir, considerar que el Otro
y Yo somos Nosotros.
No
obstante, esta tarea tiene un costo. Caminar juntos supone aceptar las debilidades
y diferencias del amigo, como espero que éste lo haga conmigo.
Pero las
diferencias de los amigos –aunque no gustosas - son enriquecedoras; unen y no
separan; discuten pero no pelean. Luego, el amigo verdadero contagia de
entusiasmo el espíritu, porque su amistad, nos resulta un bálsamo en tiempos
difíciles.
Hoy se busca “tener millones de amigos” por la redes
sociales, pero contar un “amigo”
virtual es simplemente estar frente a una pantalla donde no existen los componentes
señalados para una real amistad.
“No tiene ningún amigo el que tiene muchos amigos”, dijo Aristóteles en el siglo IV a. C. Y en su época no había internet ni redes sociales.
Personalmente prefiero
adherirme a lo que señala Proverbios 17,17: "Un
amigo es siempre afectuoso y en tiempo de angustia es como un hermano". (Prov.
18, 24). "Algunas amistades se rompen fácilmente,
pero hay amigos más fieles que un hermano".
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