¿CRISTIANO REIETÉ JEYNTE?
Todos decimos
estar preparados para recibir al Niño Dios en nuestros corazones, de ahí la
incesante como desesperada correría para festejar la navidad….En el anterior
artículo, hacíamos referencia al cambio de vida que no propusimos.
A propósito,
recuerdo que el Cardenal Newman, de forma novedosa propone que el cristiano
debe atender al triple ministerio de la Iglesia: el profético (asegura la regla de la verdad contra el racionalismo);
el sacerdotal (guía al culto contra
la superstición), y el real (conduce
a la santidad contra la ambición y la tiranía).
Hay una
diferencia entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial
o jerárquico. El sacerdote ministerial realiza un servicio distinto en la
comunidad, pero eso no significa que por ello sea más santo que los laicos.
Todos están consagrados, por lo que sus obras son verdaderos sacrificios
espirituales (Rom. 12,1) y un testimonio para los demás: Lumen Gentium (LG 10).
Un correo recibido
recientemente de mi cuñada Norma, sirve de ayuda para abandonar
definitivamente, el cristiano reieté, si así es nuestro deseo. Veamos:
Siete
“yo soy” del Señor Jesús..
(1) “Yo soy el pan
de vida” (Juan 6:35, 41, 48, 51). El punto de partida de la vida espiritual es
alimentarse de lo que viene de Dios. Es aceptar el valor de la muerte de Jesús
para expiar mis faltas, y escuchar su enseñanza. (2) Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12). Y luego, ¿cómo estar
seguros de ir por el buen camino? Siguiendo a Jesús, orándole sin cesar, como
si fuésemos de la mano. Entonces tendremos la luz de la vida.
(3) “Yo soy la
puerta” (Juan 10:7, 9). ¿Permaneceremos solos? No, Jesús es la puerta para
entrar en la familia de Dios, donde estaremos protegidos y recibiremos
alimento.
(4) “Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11, 14). No es un jefe ni un profesor, sino un pastor que nos ama y nos cuida. Dio su vida para salvarnos; nosotros le pertenecemos. ¡Él nos rescató! (1ª Pedro 1:18).
(4) “Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11, 14). No es un jefe ni un profesor, sino un pastor que nos ama y nos cuida. Dio su vida para salvarnos; nosotros le pertenecemos. ¡Él nos rescató! (1ª Pedro 1:18).
(5)“Yo soy la
resurrección y la vida” (Juan 11:25). ¿Hasta dónde iremos con el Señor? Más
allá de la muerte, hasta la eternidad. Por medio de su resurrección nos abrió
el nuevo ámbito de la vida eterna. (6)
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Es el camino hacia la
casa del Padre, hacia Dios mismo; es la verdad sobre nosotros y sobre Dios,
sobre su amor y su justicia. Es la verdadera vida, la cual consiste en conocer
a Dios el Padre y al Señor Jesús.
(7) “Yo soy la vid verdadera” (Juan 15:1, 5). ¿Cómo honrar a Dios? Sólo a través de Jesús, permaneciendo unidos a él, la verdadera vid, tendremos una vida productiva para Dios.
Feliz
Navidad y próspero año nuevo si nos hemos animado a incorporar a nuestro
sistema operativo, la fórmula: Siete “yo soy” del Señor Jesús.
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