Y… ¡DEPENDE DE QUIEN RESPONDA….!
Trabajo: ¿Para qué se
trabaja hoy?... El fin para el que trabajaron tanto tiempo, ha resultado ser
finalmente, la diversión, cuando no, de la preocupación
por participar de la loca carrera del quien tiene más y en el menor tiempo
posible (cfr. Ricardo Yepes Stork, en Fundamentos de Antropología p, 429). Ansiamos
que llegue el viernes para descansar, jugar y farrear. Desperezarse del
“castigo laboral” es la consigna. El lunes se reanuda la tortura. El refrán
popular lo bautizó como Luneró.
Deporte: Es ejercicio
físico. Es alegre y necesario y debe disfrutarse de un evento deportivo. Pero,
¿qué hoy es el deporte?. Es gasto que
desgasta, es angustia. Ej. Tres días antes del partido Cerro-Olimpia, hubo
gente formando fila, desde las 05:30 y hasta las 09:00hs en que se abría la
boletería para adquirir entradas, soportando frio, lluvia, hambre entre otras
molestias. ¡A esto le llaman Vida!
Diversión: Entretenerse
es divertido porque lo “pasamos bien” Por tanto, deseamos que no terminara.
Pero cuando la diversión pasa a ser el fin supremo, caemos en una existencia
inauténtica para huir del aburrimiento y de nosotros mismos. Diversión significa
<verterse hacia fuera>, pues
quien no se interesarse radicalmente por nada ni por nadie, se aburre, y para
salir del aburrimiento se consume en la diversión. (429).
Vaciedad: El hombre
vacio <vive instalado en la superficie
de su vida>. Se alimenta de lo intrascendente, de lo superficial. Las
personas así, son máscaras, prótesis, apariencia, incapaces de dialogar, de
darse a conocer, porque no tienen nada
que dar a conocer. Ejemplo: Son así quienes fuera de su trabajo solo hablan
de las anécdotas del Vyroreí como: qué comieron, cuántas docenas de cervezas
chuparon haciendo de esta aberración un evento de máxima gloria.
Se trata de una vida subterránea que no
vive de razones sino de caprichos. Que da importancia a lo que no la tiene, que
es voluble e inconstante. Busca sólo divertirse lo más que pueda. Hace de la
joda su vida para vivir jodido. No se compromete con nada bueno ni serio. Es el
¡Carpe diem! sin grandeza (p.430). El individuo así, no es sino, simplemente un
“despojo social”, que roba, viola y asesina por un aparto celular.
Así la vida pagana busca evolucionar a
través de las ocurrencias del momento, sin obedecer ninguna regla, buscan lo
anormal, lo alucinante. No es de extrañar, por tanto, que el terreno está
preparado para hacer de la ebriedad un recurso con el que experimentar lo
desconocido, lo purete. El consumismo sin medida, acompañado del
hedonismo sin freno hace que muchas mujeres piensen y actúen como verdaderas
prostitutas, al vender cuerpo y dignidad, por obtener bienes materiales, casa,
coche, moto, celular, etc.
Droga
y ruido:
El dios pagano Dyonisos, quien representa el fluir de la sangre a través de las
venas, la excitación pujante con fuerte estimulación sensitiva, hace su
aparición en bailes de perreo, aquí y allá, al cual tantos paganos con atuendo cristiano rinden
culto, babeando rendidos ante los orgiásticos movimientos de copula sexual; a
esta aberración se suma el volumen irracional de los equipos de sonido, alcohol
y drogas. (432). Este triste espectáculo ¿no es una suerte de estupidización de
las masas?
Todo esto no es más que un
mundo cerrado, nocturno, negro que no es real y verdadero, del que por la
mañana hay que despertar. Pregúntense, estimado padres: “bailando en un antro
de putrefacción, llamado disco, con el
frenesí señalado... ¿qué viene después? .... En la trastienda espera el sexo
irracionalmente perruno. Conclusión: La respuesta dependerá del cómo y del por qué se vive.
No hay comentarios:
Publicar un comentario