jueves, 18 de diciembre de 2014

EDUCAR EN LIBERTAD, PERO….

PRINCIPALMENTE,  EDUCAR “LA LIBERTAD”

Educarse ya es una tarea ciclópea, pero educarse en libertad y la libertad, lo es más aún. ¿Por qué? Simple: Porque el concepto libertad es incomprendido o, prostituido. ¿Acaso se educa hoy para promover el respeto y promoción de la libertad ajena?

¿Cuántos utilizan el término libertad sólo como oropel para ser escuchado en cualquier lugar, y sobre todo en cualquier tarima kachiái?. Solamente la persona humana es libre; y ser persona humana significa capacidad de entender y de querer. La enseñanza del Evangelio de hoy puede iluminar esta idea:

(Mt, 1-18-24): “La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.

Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados." Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros." Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer”.

Cuando José se encontró frente al misterio en la persona de su prometida, el problema que le angustiaba no fue un problema de amor o de confianza. Sino fue un problema de justicia y de discreción. La justicia de José consistió sin duda en que no quería encubrir con su nombre a un niño cuyo origen ignoraba.

Pero, convencido de la virtud de María, se negó a entregar al riguroso procedimiento de la Ley este misterio que no comprendía. Y en esa situación juzgó más oportuno retirarse, sin pronunciar ningún juicio sobre María. José había sufrido, buscado, encontrado y resuelto lo que tenía que hacer, cuando escuchó al Ángel. A José, como a nosotros, Dios no envía su ángel para dispensarnos de luchar o de reflexionar.

Y José no se obstina en pensar como debería ser las cosas y costumbres según el “dogma social” de aquella época. Tuvo amplitud de espíritu, entendió y quiso hacer libremente lo que debía hacer. José había educado la libertad para promover el respeto y promoción de la libertad ajena, es este caso, de María.

Por eso Mateo llama a José el justo. ¿Por qué?: A) Porque, la protegió de disolver el matrimonio, siendo benigno con María, evitó cumplir el rigor de la ley. B) Porque, al comprobar que Dios tiene un proyecto “misterioso” con María, decide respetar el plan divino y retirarse. “Justo” es el que acepta el plan de Dios, aun sin conocerlo y con sus dudas. La confianza -con fe - está por encima de lo que no se comprende.

“Convivir no es sólo vivir-con, junto a, sino compartir valores como el respeto de la libertad del otro, porque la actitud del cuidado hacia el hombre y lo humano, es característica del hombre libre”. (cfr. José María Barrio – Elementos de Antropología Pedagógica, p. 236). 

   ¡Que el ejemplo de San José nos ayude a vivir sana y libremente nuestra existencia temporal!


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