lunes, 31 de marzo de 2014

¡JUSTICIA!

¿Dar lo debido…a quién... y qué es lo debido?

El diccionario Cristiano dice: (Justicia - ius, el derecho). Se supone que viene de una raíz indoeuropea ye, fórmula sagrada que se habla en el término védico yob, ¡salud!. Evocaría, en primer lugar, las buenas relaciones entre los hombres y entre la divinidad.

La Biblia entiende en dos sentidos, según dos corrientes de pensamientos que recorren sensiblemente todo el Libro Sagrado. Se llama justo al hombre que da a cada uno lo que le es debido, y religiosamente, al que observa íntegramente los mandamientos de Dios.

En el lastimado y enclenque concepto de justicia al uso, ¿qué es para cada uno lo suyo? Y ¿Cuándo puede decirse que reina la justicia en un pueblo?. El lugar propio de la justicia es la sociedad, la vida común, en y con las personas. Reina la justicia en el pueblo cuando nadie hay en él que sea demasiado rico ni demasiado pobre, avisa J. Pieper, en Virtudes Fundamentales, p. 121.

Se cacarea tanto – y cualquiera lo hace – de la justicia distributiva, que ya no es posible esquivar referencias al poder político, sobre quien recae el “distribuir con justicia”, en primerísimo lugar, la justicia .… ¿Cómo se explica que hace cuarenta años o más, todavía haya gente reivindicando un pedazo de tierra en Paraguay?

El mayor infortunio es el poder injusto, porque “todos” dependen de que los gobernantes sean justos. Justicia No es imposición de derechos… pero en un mundo como el nuestro, el derecho de quien tiene apellidos largos, raros y difíciles de pronunciar, priman sobre los apellidados González, Benítez, Báez, etc. Y nada digamos si éstos, carecen de recursos económicos…

Una cosa que no se debe dejar de tener en cuenta a saber – afirma J. Pieper en “Las Virtudes Fundamentales” p. 146: “que el sentido de grandeza y la dignidad de la soberanía y el gobierno, ha sufrido menoscabo en la conciencia general desde que los “intelectuales” de los últimos cien años, se dedicaron a ironizar tanto sobre el “principado”, como sobre el “súbdito”, con el resultado de que apenas sí es posible ya pronunciar siquiera estas palabras, ni pensar en ella sin prevenciones” (146)

El Congreso aprueba leyes descabelladas (ITV- SOAT, etc) para poco tiempo después, derogarlas por inaplicables e injustas. ¿Qué prudencia, qué justicia es esa? ¿Es posible mayor desatino?

Santo Tomás afirma que “las leyes que no sirvan al verdadero bien común carecen de toda fuerza obligatoria” ¿Qué es para muchos de nuestros políticos y autoridades el Bien Común?
Si la mayoría del todo social carece de educación, salud, seguridad, vivienda, agua potable, cultura cívica…¿de qué justicia se habla?


Por declararme insolvente e incapaz de seguir con la “justicia”, culmino abruptamente el comentario, anticipando pedido de indulgencia y tolerancia al amable lector.

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