¡Cuánto Daño!
Una de las magníficas materias enseñadas
por el apreciado maestro Prof. Secundino Núñez era la Ética. Habló una y muchas otras veces de cuánto daño provoca la
corrupción política. Como una tarea para reflexionar, nos ha dejado el
siguiente mensaje: “Nunca ha sido fácil la política; ni para convivirla ni para conducirla
adecuadamente. Como esos aparatos electrónicos, complejos y delicados,
necesitan de mucho cuidado y continuo mantenimiento. La política es arte, ciencia y virtud
que en este mundo de hombres ni abundan ni andan juntas.
Es difícil realizarla y mantenerla, sobre todo en los momentos de crisis y violencia, porque en esos momentos las inteligencias se vuelven chatas, los apetitos hacen fiebre y cada uno quiere hacer justicia por propia mano.
Entonces, la gente maldice a los políticos
y hasta condena la misma actividad política, diciendo y gritando que es cosa
inútil y simple estorbo - cuando no, cosas de mayor calibre. Es natural y
lógico que la corrupción de la política traiga consigo inevitablemente
quebranto y daño a la familia humana.
Pero debemos preguntarnos con algún
detenimiento y atención: en qué consiste la corrupción de la política. Y, él
mismo contestó: Faltando o mermando el recuerdo y aprecio del bien común, los
valores y los amores ciudadanos se disparatan.
Este olvido y menosprecio del bien común
toma comienzo en la conducta de los dirigentes políticos, que de espaldas al
pueblo se vuelven hacia el poder, sin otras miras que el usufructo rápido y
fácil de las facilidades que le da el alto mando.
Y se suele decir que el poder corrompe, lo
cual es mucha verdad, no porque el poder en sí mismo sea perverso, sino por las
ocasiones y tentaciones a que nos somete. Y pocos, muy pocos, son los que
rectos y firmes muestran entereza en medio de tantos halagos de enriquecimiento
fácil. (…)
Por consiguiente, es fácil entender que la
corrupción de la política trae consigo un inmenso y profundo Daño material y
Daño moral, porque con los malos ejemplos de cada día siente tentaciones de
robar y de mentir. La misma violencia que impunemente se comete a diario le va
anestesiando la conciencia y andando los días dentro de esta atmósfera maligna,
dada la ocasión, no les costará mucho herir y derramar sangre.
La corrupción de la política trae consigo
incalculable daño espiritual. Porque el corazón del hombre se llena de
desconfianza, se ahoga con la amargura y los quebrantos y hasta las ganas de
rezar se le enflaquecen. Y el horizonte de cielo, que es Dios, también se cubre
con densas nubes.
Así culminó una de las sabrosas clases del
profesor S. Núñez. ¡Gracias Maestro!
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