viernes, 7 de marzo de 2014

LIBERTAD HUMANA


¿Para qué?

En el libro del Eclesiástico se lee: “Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que agrada al Señor. Él puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras extenderás tu mano. Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera.  Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas. Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre. A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar”. (Ecli. 15,15-20)

Lo antemencionado afirma categóricamente una verdad: el hombre ha sido dotado de libre albedrío, lo que significa, dueño de elegir y determinar hacia “dónde llevar su mano”, pues Dios no monopoliza el destino de ninguna creatura humana. ¿Cómo el hombre lleva su mano hacia el fuego? Dos ejemplos:

Caso (1). Cuando la actual civilización tecnocientífica practica la occisión (muerte violenta) de inocentes, en nombre de su libertad, está llevando libre y voluntariamente su mano hacia el crimen (fuego) y no hacia el agua de vida.

Caso (2). Cuando en la gran fábrica política – dirá Carlos Díaz - lo importante es la rentabilidad, la plusvalía, la gestión hábil (letradismo criollo al uso, metamorfoseado en chanchullos, hartos difundidos por la prensa), al margen incluso, si llega el caso, de las exquisiteces morales, se está extendiendo la mano, libre y voluntariamente hacia el fuego.

Es nomás luego - afirmaba aquel indignado alumno de teología- un clima cultural adverso el que vivimos en esta cacareada y sensacionalista sociedad modernamente troglodita.

Así las cosas, muy urgente es la presencia de un Cristianismo comprometido en la práctica, no un cristianismo sociológico. Parafraseando a Díaz: ¿Se ha cansado Paraguay de ser un país de tradición y valores cristianos? ¿Ha confundido el cristianismo de Ismael Rolón con el régimen militar de Stroessner? O es que ¿nunca tuvo una convicción católica, pese a todas sus apariencias?

En este precioso tiempo penitencial de cuaresma, será de gran provecho reflexionar sobre el don de la libertad humana y de cómo lo conducimos. Las consecuencias de malas acciones no siempre son reversibles.

De qué valen las prácticas piadosas, al tiempo que rechazamos el amor al prójimo y destruimos el medio ambiente?. Mejor será ayunar de la fea costumbre de maltratar al subalterno, de incumplir una promesa, de no respetar al vecino, entre tantas otras perlas, que adornan nuestra enciclopedia personal.

Recuerdo las sabias y contundentes expresiones del recordado Pa-í Guillermo Boumans:               Quien no tiene Cuaresma, no tendrá Pascua”

No hay comentarios:

Publicar un comentario