sábado, 22 de marzo de 2014

LA JUSTICIA QUE ANHELO


¿Utopía Posible?

Lamentablemente, la prensa nos inunda, una y otra vez, con “noticias de injusticias de la justicia”, sobre escandalosos fatos de nuestro irredimible “letradismo criollo”. Se lee en la página del diario ÚltimaHora.com (domingo 18 de agosto de 2013) el siguiente título: Alicia Pucheta admite que hay falencias en la Justicia. (…)

La ministra de la Corte, Alicia Pucheta, reconoció que hay falencias en el Poder Judicial y esto se observa notoriamente en la morosidad. No obstante, dijo que hay muchas cosas positivas dentro del Poder Judicial que la misma Corte impulsa, pero lastimosamente no se conocen. “El Poder Judicial es un poder silencioso; generalmente no se conoce su actividad”, afirmó. (…)

Las expresiones de la ministra Pucheta fueron divulgadas por las redes sociales este fin de semana, luego de las declaraciones del presidente, Horacio Cartes. Pucheta sostiene que el Poder Judicial debe estar más cerca de la gente y debe hacer conocer más su gestión. Esta sería una fórmula válida para cambiar su imagen, explicó.

La Corte siempre reconoció que la morosidad fue su adversario de siempre. Pese a todos los intentos de agilizar los trámites de los expedientes, hasta ahora no pudo vencer a ese flagelo institucional. El presidente Cartes pidió a la Corte revertir la mala imagen que a nivel internacional existe sobre la justicia”.

Por lo dicho y por tantísimas cosas más, anhelo profundamente para mi querido país:

 *Un juzgador que carezca de remordimientos por mal desempeño de funciones.
 *Un juzgador que no tenga sólo motivaciones económicas.
 *Un juzgador que no sea esclavo de presiones políticas, compadrazgos, etc.
 *Un juzgador que juzgue con la misma vara tanto al pobre, como al platudo.
 *Un juzgador que renuncie a vivir eternamente en la “cresta de las olas”.
 *Un juzgador con juicio adecuado, sereno, equilibrado, educado, con experiencia.
 *Un juzgador que “conozca y comprenda” el real significado de dignidad humana.
 *Un juzgador que sea, él mismo, modelo de justicia. (No quien diga ser), es decir;
 *Un juzgador que por fin sea, honesto, valiente, no ombligocentrista, y sobre todo   
   no olvide que “él juzgador terrenal”, será juzgado por el Poderoso Juez,  Justo     
   e Incorruptible quien no modificará el elegido destino por cada uno: Paraíso o Infierno lugar,      donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. (Marcos 9, 48)

Al punto – dice el filósofo y abogado español Carlos Díaz: “Por eso hace falta que el juez sea alguien que no juzgue según las determinaciones jurídicas, alguien que ponga el amor por encima de toda otra consideración, porque el amor es lúcido y es capaz de colocar las cosas en su lugar” (cfr. Carlos Díaz - Corriente Arriba, p. 162)

En un Paraguay que se dice mayoritariamente cristiano – incluida las autoridades – ¿acaso es un imposible anhelar una justicia limpia, o al menos, mínimamente luciferina?
Soñar, clamar y reclamar no cuesta nada. Quizá la Providencia nos dé una manitoen esta Cuaresma.

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