¿Utopía Posible?
Lamentablemente, la prensa nos inunda,
una y otra vez, con “noticias de injusticias de la justicia”, sobre
escandalosos fatos de nuestro irredimible “letradismo
criollo”. Se lee en la página del diario ÚltimaHora.com (domingo 18 de agosto
de 2013) el siguiente título: Alicia
Pucheta admite que hay falencias en la Justicia. (…)
“La
ministra de la Corte, Alicia Pucheta, reconoció que hay falencias en el Poder
Judicial y esto se observa notoriamente en la morosidad. No obstante, dijo que
hay muchas cosas positivas dentro del Poder Judicial que la misma Corte
impulsa, pero lastimosamente no se conocen. “El Poder Judicial es un poder
silencioso; generalmente no se conoce su actividad”, afirmó. (…)
“Las
expresiones de la ministra Pucheta fueron divulgadas por las redes sociales
este fin de semana, luego de las declaraciones del presidente, Horacio Cartes. Pucheta
sostiene que el Poder Judicial debe estar más cerca de la gente y debe hacer
conocer más su gestión. Esta sería una fórmula válida para cambiar su imagen,
explicó.
La
Corte siempre reconoció que la morosidad fue su adversario de siempre. Pese a
todos los intentos de agilizar los trámites de los expedientes, hasta ahora no
pudo vencer a ese flagelo institucional. El presidente Cartes pidió a la Corte
revertir la mala imagen que a nivel internacional existe sobre la justicia”.
Por lo dicho y por tantísimas cosas más,
anhelo profundamente para mi querido país:
*Un juzgador que carezca de remordimientos por
mal desempeño de funciones.
*Un juzgador que no tenga sólo motivaciones
económicas.
*Un juzgador que no sea esclavo de presiones
políticas, compadrazgos, etc.
*Un juzgador que juzgue con la misma vara
tanto al pobre, como al platudo.
*Un juzgador que renuncie a vivir eternamente
en la “cresta de las olas”.
*Un juzgador con juicio adecuado, sereno,
equilibrado, educado, con experiencia.
*Un juzgador que “conozca y comprenda” el real
significado de dignidad humana.
*Un juzgador que sea, él mismo, modelo de
justicia. (No quien diga ser), es decir;
*Un juzgador que por fin sea, honesto,
valiente, no ombligocentrista, y sobre todo
no olvide que “él juzgador terrenal”, será juzgado
por el Poderoso Juez, Justo
e Incorruptible quien no modificará el elegido destino por cada uno:
Paraíso o Infierno lugar, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
(Marcos 9, 48)
Al punto – dice el filósofo y abogado
español Carlos Díaz: “Por eso hace falta
que el juez sea alguien que no juzgue según las determinaciones jurídicas,
alguien que ponga el amor por encima de toda otra consideración, porque el amor
es lúcido y es capaz de colocar las cosas en su lugar” (cfr. Carlos Díaz -
Corriente Arriba, p. 162)
En un Paraguay que se dice
mayoritariamente cristiano – incluida las autoridades – ¿acaso es un imposible
anhelar una justicia limpia, o al menos, mínimamente luciferina?
Soñar, clamar y reclamar no cuesta nada.
Quizá la Providencia nos dé una manitoen esta Cuaresma.
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