lunes, 24 de marzo de 2014

¡DESARROLLO – ÉXITO – PROGRESO!

¿Se desarrolla con éxito y, progresa la Persona?

El modernismo - carroza en la cual nos montamos muy satisfechos, que más pronto que tarde produce insatisfacción -  instala en el imaginario colectivo el vocablo: Progreso, es decir, éxito, crecimiento, desarrollo, y si es sostenible, tanto mejor.

Al punto, Redemptor Hominis  (El Redentor del Hombre) - primera Encíclica escrita por el Papa Juan Pablo II. Con ella, marca una senda para su pontificado al explorar los problemas contemporáneos del hombre y proponer soluciones basadas en una más profunda comprensión del ser humano. Fue promulgada el domingo 4 de marzo de 1979, menos de 5 meses después de la inauguración de su pontificado – aporta lo suyo así:

Todas las conquistas hasta ahora logradas y las proyectadas por la técnica para el futuro, ¿van de acuerdo con el progreso moral y espiritual del hombre?. En este contexto, el hombre en cuanto hombre, ¿se desarrolla y progresa, o por el contrario, retrocede y se degrada en su humanidad?

El Papa dice que algunos de los mayores miedos del hombre son resultado de sus propias creaciones: el daño ecológico causado por una explotación indiscriminada de la Tierra, y el miedo que produce el continuamente creciente poder militar, que trae consigo la amenaza de una destrucción global, "una inimaginable autodestrucción, comparados con la cual todos los cataclismos y catástrofes de la historia parecen desvanecerse".

Juan Pablo señala que aunque la creación de nuevos materiales y avances tecnológicos representen auténticas señales de la grandeza del hombre, también provocan una pregunta inquietante: "¿este proceso, en el cual el hombre es su creador y promovedor, hace la vida humana en la tierra más humana en cada aspecto?. Sin embargo, el verdadero sentido del bien es el efecto que produce en la persona humana, no justamente un mero logro y acumulación.

El progreso económico – abultadas cuentas bancarias, ostentación grosera de casas principescas, flota de lujosos vehículos, etc. – ¿han sido logrados con esfuerzo honesto, sosegado y limpio, o por el contrario, están manchados de sangre y sufrimientos de “otros”?

Si es así, ¿de qué progreso se habla?. Por tanto, surge incontenible la fastidiosa pregunta: El hombre ciberantropo ¿es libre, con sosiego espiritual, es decir, feliz o, disimula serlo?.

¿Qué del cacareado desarrollo y bienestar si mueren miles de niños, madres y ancianos por enfermedades prevenibles? ¿Qué de tantos exiliados económicos en propia tierra?. Por eso, con el desarrollo, éxito y progreso…. ¿progresa el hombre como persona?  O se lamentará con Cristina Onassis a quien se le atribuye la famosa frase: ¡Soy tan pobre, que lo único que tengo, es plata!

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