sábado, 4 de mayo de 2013

ÉTICA MÉDICA (V)


 La “píldora del día siguiente”

Cualquiera lo sabe, pues consume mucha gente, incluido, pre-adolescentes. La “píldora del día siguiente” es un preparado a base de hormonas, que tomada dentro de las 72 horas después del “perreo”, impide que el eventual óvulo fecundado – que es un embrión humano – se implante en la pared uterina. Resultado: expulsión del embrión.  En palabras sencillas y claras, la píldora es abortiva. Provoca aborto precoz.

Se trata de un medicamento que, en realidad, no cura ninguna enfermedad. Sirve para acabar con una vida que comienza o para evitar su inicio. Su uso se realiza con intención de no quedar en cinta, por ello es inmoral, pues nadie tiene autoridad para decidir sobre quien vive o quien muere, es decir, matar o no matar.

Sin embargo, con un eufemismo que aterra, algunos “expertos” dicen que la píldora no es abortiva y no provoca un aborto propiamente dicho, porque no es la expulsión del óvulo fecundado, sino evitar la “anidación”. Es una concepción tramposa. ¿Cuál es la diferencia... fuera del juego de palabras?.  Óvulo fecundado, embrión, feto, etc., son diferentes momentos de un solo proceso. No importa el estado de desarrollo en que se encuentre (Una semana, 10 días o 30 días... otra vez la pregunta...¿Cual es la diferencia si la realidad es que hay una vida en proceso?).

No nos engañemos. El embarazo comienza desde la fecundación. La píldora no es un anticonceptivo, nomás, se puede decir, como había explicado un médico, se trata de una  terrible agresión hormonal al organismo. Su uso ya lleva implícita la finalidad directa de interrumpir un eventual embarazo, y la intención no es diferente a la de abortar.

Los profesionales pro-vida humana – médicos y farmacéuticos - coherentes con su conciencia ética no deberían facilitar de ninguna manera este fármaco de muerte, y menos aun a menores de edad. Quienes lo hacen, por el motivo que fuera, atentan contra la vida. También son moralmente responsables de esta “cultura de muerte” – como diría Juan Pablo II – todos aquellos que, cooperan directamente con este comportamiento.

Otro mensaje “marquetinoide” y subliminal, es la promoción generalizada que la “píldora del día después” no genera ni puede generar conducta sexual irresponsable y agresiva. Pero si desaparece el peligro de embarazo, ¿qué barrera hay para hacer lo que quiero con mi cuerpo?. Acaso sea suficiente muestra la proliferación del nuevo “status social”...por ejempl, aquello de “amigo con derecho”, la "oportuna pildorita".

En esta era y carrera de torrencial pornografía, aumenta el desafío de padres, educadores y medios masivos de información ayudar a los adolescentes y jóvenes a comprender y vivir con verdad su sexualidad y las relaciones entre los sexos. La castidad es un valor a ser enseñado y practicado. Requiere, empero, mucho valor hoy, para hablar de este valor.

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