(Válido sólo para quienes se declaran cristianos..)
El cristiano, si en él lo cristiano es real y no lo meramente adjetivo, terminará haciendo sonar su voz pedagógica en el entorno, que no es fácil, apunta Carlos Díaz. Hoy, al profesor cristiano por tradición le resulta fácil demostrar su cristianismo en el templo, pero le resulta “imposible” vivirla en aula, en la cancha, en la calle, es decir, en la sociedad.
Ello porque no tiene pertenencia a lo que dice ser: cristiano. En cambio, grita con inusitado fervor las bondades de su club o su preferencia político-partidaria. Y sin embargo, mira por izquierda y por derecha, por arriba y por abajo, antes de referirse a su confesión cristiana, como si ésta fuera infecciosa.