jueves, 15 de septiembre de 2011

INMORALIDAD E INJUSTICIA

                                                             Ceguera Espiritual

El hombre es el primer ser de toda la creación. La obra más perfecta del Creador. “Apenas inferior a un dios lo hiciste, lo rodeaste de honor y dignidad, le diste autoridad sobre tus obras, lo pusiste por encima de todo”  (Salmo 8, 5-6)

Pero es el último cuando vive despreciando las leyes y la justicia. En efecto, dice R. Texier, nada hay más monstruoso que la injusticia. Por eso, la justicia es una necesidad social, siendo el derecho y la ética, la regla de vida social.

La corrupción puede darse por un interés personal, material o de un interés relacionado con un lugar en la sociedad, con un eventual progreso en la propia carrera. Lo mismo podría decirse de determinadas prácticas realizadas por grupos de presión o grupos financieros, sobre todo cuando los mismos ponen en juego importantes medios económicos, afirma el Dr. Texier.

La corrupción es un delito que ha de ser juzgada y castigada, porque pervierte al sistema democrático. Pero son las consecuencias morales las que adquieren mayor importancia. ¿Qué confianza prestar a una élites que mantienen un discurso que hace referencia a grandes principios morales y sostiene una práctica en contradicción con éstos?

Es que, la tierra, un día dejó de ser armonía y paraíso terrenal, porque los hombres compitieron unos contra otros, ya no se respetaron como personas y dejaron de amar y amarse. Y a partir de esas injusticias cometidas pasaron a vivir egoístas y cerrados.

¿Por qué en este mundo que cacarea de bienestar, mediante la tecnociencia – su nuevo becerro de oro – mueren de hambre miles de personas, aquí y allá? ¿Por qué la violencia, secuestros, asalto y muerte por doquier? La inmoralidad e injusticia tienen la palabra.

Sabemos por experiencia que el hombre, desafortunadamente, es capaz de traicionar, matar o encargar la muerte, incluso de sus seres queridos. Explicaciones, y de las más variadas como desatinadas no faltarán. Pero, ¿cómo se explica racionalmente encargar la muerte de padres y hermanos?

Pero lo cierto, a mi juicio es que, la ceguera espiritual del hombre lo hace inmoral, y por lo mismo, injusto. Este hombre descarriado, debe ser iluminado y acompañado para que pueda volver a encontrar las fuentes de la vida y del orden que el Creador ha grabado en lo más hondo de su interior, y así extirpar la inmoralidad e injusticia del mundo.

Porque  nos vuelve a recordar el Salmo 37, 16: “Lo poco que tiene el hombre bueno es mejor que la mucha riqueza de los malos

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