¿Estupidización de masas?
Dice el apreciado Xosé Manuel Domínguez P: Sabido es que en esta sociedad consumida, todo deriva en ganancia o rentabilidad. Con la comercialización idiotizante del deporte a través de los medios de comunicación, aparece un nuevo objeto de consumo pasivo: el fútbol. Así las cosas, se acortan los horarios de clases, se paraliza la actividad laboral haciendo surgir la poderosísima industria del tiempo libre.
Convengamos que el fútbol-deporte, no el fútbol-espectáculo, tiene que ver con el desarrollo de un pueblo. Colabora en la promoción de la salud física y psíquica, inculca disciplina, esfuerzo y respeto. Favorece la inserción y la relación social de los miembros de la comunidad. Por consiguiente, educa.
Pero en el fútbol-espectáculo ya no importa el deporte sino el dinero. Tanto jugadores, técnicos y dirigentes lo experimentan como un trabajo competitivo y rentable, sometido a las más duras e inhumanas leyes del mercado. Se ha convertido en una empresa cuyo anhelo es el lucro, desmedido lucro que llega a cosificar al hombre.
Lamentablemente, lo que se inició como un juego recreativo y tonificador para el alma y el cuerpo, gracias a los intereses económicos se ha convertido en un negocio en el que, finalmente, todos perdemos….porque nos olvidamos de que la esencia del deporte es la alegría.
Reparemos, con algún orden, en algunas de las más graves inmoralidades a las que el fútbol ha sido catapultado - se queja Xosé Manuel en la Rev. Acontecimiento Nº 76:
“Del homo ludens al homo videns. ¡Hemos ganado!, grita el vociferante aficionado tras permanecer más de dos horas frente al televisor, bebiendo una cerveza tras otra. ¿En qué ha contribuido el apático panzudo televidente al triunfo del equipo? En realidad, en el caso del fútbol, han sido veintidós los que han ejercido el homo ludens, y millones los que simplemente han mirado, sin pasar de ser pasivos homo videns. ¿Deporte de masas?
No queman calorías contribuyendo al juego que miran. Porque las masas no juegan. Quien juega con ellas son las empresas deportivas, con objeto de extraerles todo el dinero posible a través de promoción de consumo de imágenes, de camisetas, de calzados, de entradas a precio de oro, etc.
Nueva idolatría. Por el espacio que ocupa en nuestros telediarios y periódicos, se diría que es la cuestión más importante que alimenta nuestra cultura. Por ello, tal vez, ya no muchos se atrevan a decir que son cristianos. Pero no hay reparo en afirmar de sí mismo, como si fuese el mayor timbre de gloria, que es de Cerro Porteño, Olimpia o de Boca Juniors. Y ¿cuántos matan y mueren por su "majestad el fútbol" ¡ndajé! ?
Y a sus jugadores los venera como santos. Incluso se deifica y se adora a determinadas figuras. El caso del ex futbolista Maradona es patético y grotesco: tiene su propia iglesia, la “iglesia maradoniana”, su propia navidad, su propia Biblia (el libro del propio profeta Diego Armando, llamado Yo soy el Diego…de la gente), su propio decálogo, sus propias oraciones:¿No parece esto la forma más baja de auto-latría? Y así nos va, lamentable....Estimado lector, ¿cuál es su opinión?
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