sábado, 20 de agosto de 2011

"SI, LA VERDAD...ES MÁS PODEROSA QUE:

     "EL VINO, QUE EL REY Y QUE LA MUJER”

Así ha expresado Tomás de Aquino, a unos jóvenes alumnos, quienes pidieron una respuesta. Y agrega: “Parece que el vino altera máximamente al hombre”, pues puede incluso hacerle perder el sentido. Por otra parte – continúa – el rey es capaz de empujar al hombre hacia cosas dificilísimas, hasta el punto de lograr que se exponga al peligro de muerte. Pero la mujer, por su parte, ¡domina al mismísimo rey! Tomado del libro (“Libertad en el Pensamiento” del Padre Antonio Orozco D. p.14)

Al parecer, la fuerza de la verdad, así como la del vino y la del rey, palidecen ante el titánico poder de la mujer. Por tanto, verdad, vino, rey y mujer son elementos capaces de variar el corazón del hombre.

Se dice que el vino, destraba la lengua y hace hablar “hasta por los codos”. Entre las cosas que transforman la tendencia de los sentidos, el deleite es la más irresistible y, en este campo, la mujer es más poderosa, habida cuenta que es capaz de someter al rey.
Sin embargo, la razón grita que: “la verdad es lo más digno, lo más excelente y lo más fuerte”.

Tal argumento es muy saludable en nuestros tiempos, en los que andamos tan necesitados de buen gusto, decencia, honestidad y en permanente ayuno de sabiduría.
El Aquinate nos recuerda que no se debe mutilar al hombre, como hacen ciertos psicólogos, sociólogos, antropólogos y demás ignorantes en sus respectivas ciencias.

El hombre es carne espiritual y espíritu encarnado y forma un todo animado por el espíritu racional que es lo más alto y vigoroso que hay en él. Por tanto, el hombre se encuentra ordenado a la verdad. Su fin es la verdad.

Hoy la verdad ha sido aplastada, y suplantada por el materialismo hedonista que arrasa y devora al hombre, cual terrible tsunami. El individuo ya no sabe quien es y para qué está en el mundo. Vive desencantado y sin sentido, por ello hinca sus fauces en vicios, entre ellos el alcohol, muriendo y matando en sus diversas modalidades. Asesinatos, accidentes, imprudencia, violencia en la casa, en la calle, en la escuela, en el estadio, etc.

Hoy no es fácil hablar con la verdad, la conducta maltrecha de muchos, los paraliza. La carencia de veracidad es una grave dolencia que tiende a convertir al hombre en bestias, porque anula el ejerció del entendimiento, creado, precisamente, en vista de la verdad.

Nuestra realidad actual está pintada con un salvajismo incontenible. No recuerdo haber vivido tanta violencia en años, como en estos últimos 30 días. La prensa escrita, oral y televisiva, asquean el espíritu e inundan nuestras vidas, día y noche con trágicas noticias.

Por ello, qué bueno sería invitar a S. Tomas a visitar nuestras instituciones públicas, privadas, familiares y sobre todo, invitar a ingresar a esa compleja empresa que se llama mi “Yo”. Ya lo dijo el Maestro: ¡La verdad os hará libres! ¿Necesitamos más?


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