O… ¿buscar la aprobación de los hombres?
Todo humano es tentado. Es imposible vivir sin tentación. Pero, Cristo Jesús es modelo de resistencia contra las seducciones y malas acciones que nos alejan de Dios (Lc 4,1-13) Veamos:
1º. Jesús va al desierto, ayuna cuarenta días. Es tentado a confiar en su poder para suplir su hambre: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”.
2º. Esta vez es tentado para ser leal a Satanás, quien le promete conseguir poder y gloria: “Si te postras delante de mí y me adoras…todo será Tuyo”.
3º. Es tentado a dudar de…si Dios realmente está con Él: “Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí, los ángeles cuidarán que tus manos y pies no tropiecen”…También hoy somos tentados, en el trabajo, en la familia, en todos los aspectos de la vida.
El producto del trabajo sacia necesidades básicas, pero, nuestro trabajo, muchas veces, puede servir para ganar plata con trampas, debido a malos hábitos (vaí vaí-pokaré). Tomar “atajos”, también es gran tentación en el campo laboral (¡jaikuaa upéa!).
Podemos ser tentados a ser parte de un “fato” para ser ricos pronto“pya'eterei”, engañando, haciendo el letradito-mbareté…en vez de progresar poco a poco, pero honestamente.
También, podría pensarse que el trabajo nada significa para Dios, que solo le interesa que vayamos a la iglesia, que oremos antes de almorzar…etc. Pero, todo lo que haga a la vida del humano, es interés de Dios Padre .
Despreciamos a Dios cuando nos dominan
envidias, peleas, borracheras, lujuria e inútiles discusiones... Agradamos a
Dios siendo pacíficos, caritativos y dueños de nuestra libertad. “El esclavo de sus pasiones, es un débil
infeliz, un paria social y nada más”.
“Obedecer a Dios antes que a los hombres, es gran respuesta cristiana”. Hay que escuchar a Dios sin reservas, sin cálculos. Pidamos al Espíritu Santo el valor de no asustarnos ante quien nos manda callar, nos calumnia y atenta, incluso, contra nuestra vida” (Catequesis del Papa Francisco).
La libertad es para hacer el bien y evitar el mal. No para hacer o decir lo que me “canta”. Entre las varias prácticas cuaresmales, vivir la caridad ocupa un lugar especial. Nos lo recuerda León Magno: "Estos días de cuaresma nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad”;
“Si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés único en adquirir la virtud de la caridad, que contiene en sí a las demás y cubre multitud de pecados".
Esta vivencia de la caridad debemos vivir de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan P. II).
Oración: “Padre de bondad, ayúdame a ser fuerte y poder luchar contra las cosas que te desagradan. Te encomiendo mis intenciones, mi familia y amigos, para poder vivir bajo los rayos de misericordia que brotan del corazón de tu Hijo Jesús.
“Así como acepto tus bendiciones, también dame fuerza para aceptar las pruebas que debo enfrentar. Reconozco mis limitaciones. Este deseo de mejorar, tomo como un don que me das para ir a Ti, y poder decir muy pronto…¡Feliz Pascua de Resurrección!
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