La mentira, según la RAE, es una expresión contraria a la verdad, a lo que se sabe, se cree o se piensa (…) Se usa para fingir, engañar, aparentar, persuadir o evitar situaciones.
A mi juicio, todos mentimos, a veces, ocasionalmente o siempre, por diversos motivos: Para no exponernos, para evitar un problema o para crear problemas. Los motivos sobran, hasta convertirlos en hábito. Pero, ¡nos enojamos (ñandepochý) cuando nos mienten!.
Hay harta literatura sobre estos verbos. Cada quien menos entiende o explica técnica o académicamente su significado. Otros creen que, según los casos, no significan lo mismo.Y quién miente, hace con intención de engañar, aunque no siempre…logran engañar.
No se hace juicio de valor sobre la
conciencia de quién miente. Solo se describe dos casos diferentes en el resultado del objetivo de quién
miente: “Que logre engañar, o no”. Acto seguido, dos ejemplos:
a) Los más dolorosos son los malos políticos -salvado las consabidas
excepciones- que incumplen sus promesas de paz, prosperidad y democracia,
mientras cada vez más nos sumergen en la desgracia. ¡Mienten… pero no engañan!.
El Pdte. Mario Abdo Benítez en un acto
oficial decía que en tiempo de campaña
electoral,
los políticos prometen algo que, muchas veces no cumplirán (…) en épocas electorales decimos cualquier cosa para obtener adhesión. (cf. Independiende.com.py-03.11.19)
b) El niño que dice: “yo no comí el dulce de mi hermanito”
pero los restos del postre en la comisura de sus labios, manos y ropa, lo
delata. ¡Miente… pero no engaña!
Y, comúnmente, nuestra sociedad actúa de igual forma, imita a sus líderes -una
casta de estafadores que acomodados en la palabra “democracia”- nos incitan a
que muchos que no somos ciudadanos de 2ª categoría (…) votemos en un acto
sublime de genuflexión.
“Esa mentira que estamos acostumbrados a ver, también a caer nosotros en ella... Decir una cosa y hacer otra, ¿no? Siempre la tentación… Nosotros sabemos de dónde viene la mentira: en la Biblia, Jesús llama al diablo ‘padre de la mentira’, el mentiroso.
A propósito, dice Alfonso López Quintás: En el juego, a veces complicado, de la vida, puede parecer en casos que la mentira es rentable en cuanto le permite a uno salir airoso de ciertos apuros y montar estrategias eficaces para vencer sin necesidad de convencer.
Da incluso la impresión de que, si se va con la verdad por delante, no se llega lejos. Ser veraces, mostrarse tal como uno es, tener palabra de honor, mantener las promesas dadas es condición para el encuentro, en sentido riguroso.
Con profunda sabiduría nos alecciona El libro de los Proverbios de
esta forma:
"Aparta de ti la lengua tramposa, aleja de ti los labios falsos; que
tus ojos miren de frente y tu mirada se dirija hacia delante; fíjate dónde
pones los pies, que todos tus caminos estén firmes, no te desvíes ni a derecha
ni a izquierda, apártate del mal. (...)
Labio sincero dura largo tiempo, lengua embustera sólo un instante. ... El Señor odia el labio embustero, el hombre sincero obtiene su favor" (Prov. 4, 24-27; 12, 19,22)
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