miércoles, 3 de marzo de 2021

PUEDO MENTIR… ¡Pero no engañar!

La mentira, según la RAE, es una expresión contraria a la verdad, a lo que se sabe, se cree o se piensa (…) Se usa para fingir, engañar, aparentar, persuadir o evitar situaciones. 

A mi juicio, todos mentimos, a veces, ocasionalmente o siempre, por diversos motivos: Para no exponernos, para evitar un problema o para crear problemas. Los motivos sobran, hasta convertirlos en hábito. Pero, ¡nos enojamos (ñandepochý) cuando nos mienten!. 

Hay harta literatura sobre estos verbos. Cada quien menos entiende o explica técnica o académicamente su significado. Otros creen que, según los casos, no significan lo mismo.Y quién miente, hace con intención de engañar, aunque no siempre…logran engañar. 

No se hace juicio de valor sobre la conciencia de quién miente. Solo se describe dos casos  diferentes en el resultado del objetivo de quién miente: “Que logre engañar, o no”. Acto seguido, dos ejemplos: 

a) Los más dolorosos son los malos políticos -salvado las consabidas excepciones- que incumplen sus promesas de paz, prosperidad y democracia, mientras cada vez más nos sumergen en la desgracia. ¡Mienten… pero no engañan!.

El Pdte. Mario Abdo Benítez en un acto oficial decía que en tiempo de campaña electoral,

los políticos prometen algo que, muchas veces no cumplirán (…) en épocas electorales decimos cualquier cosa para obtener adhesión. (cf. Independiende.com.py-03.11.19) 

b) El niño que dice: “yo no comí el dulce de mi hermanito” pero los restos del postre en la comisura de sus labios, manos y ropa, lo delata. ¡Miente… pero no engaña!

Y, comúnmente, nuestra sociedad actúa de igual forma, imita a sus líderes -una casta de estafadores que acomodados en la palabra “democracia”- nos incitan a que muchos que no somos ciudadanos de 2ª categoría (…) votemos en un acto sublime de genuflexión.

 “Esa mentira que estamos acostumbrados a ver, también a caer nosotros en ella... Decir una cosa y hacer otra, ¿no? Siempre la tentación… Nosotros sabemos de dónde viene la mentira: en la Biblia, Jesús llama al diablo ‘padre de la mentira’, el mentiroso. 

A propósito, dice Alfonso López Quintás: En el juego, a veces complicado, de la vida, puede parecer en casos que la mentira es rentable en cuanto le permite a uno salir airoso de ciertos apuros y montar estrategias eficaces para vencer sin necesidad de convencer. 

Da incluso la impresión de que, si se va con la verdad por delante, no se llega lejos. Ser veraces, mostrarse tal como uno es, tener palabra de honor, mantener las promesas dadas es condición para el encuentro, en sentido riguroso.

Frente a ello debemos subrayar que el ser humano vive como persona y se desarrolla como tal cuando es fiel a la realidad en torno y a su misma realidad, y esa fidelidad se traduce en veracidad.

Rechazar la verdad es bloquear el desarrollo personal: enferma espiritualmente. Este mal afecta al que rechaza la verdad, el que toma la mentira como un recurso de éxito y deprecia el valor de la verdad, a la que considera inútil o incluso contraproducente.

Uno puede errar y por tanto faltar a la verdad, puede incluso mentir en un momento dado por debilidad pero, reconocer en el fondo, el inmenso respeto que merece la verdad. Pero, cuando juzga que sólo él es dueño de sus pensamientos y actos, enferma espiritualmente.

La mentira enferma. Con profundo sentido, Carlo Collodi (1826-1890) nos revela que a Pinocho le crecía la nariz cuando mentía (…) El crecimiento desmesurado de la nariz simboliza, por ello, la deformación de todo el ser humano.

Amar la verdad es querer ajustarse a la realidad y ayuda a ser cuanto está llamado a ser. He ahí por qué profunda razón el que es veraz colabora con el Creador. El que es falaz, por el contrario, provoca un cortocircuito en la marcha normal de la vida.

Con profunda sabiduría nos alecciona El libro de los Proverbios de esta forma:

"Aparta de ti la lengua tramposa, aleja de ti los labios falsos; que tus ojos miren de frente y tu mirada se dirija hacia delante; fíjate dónde pones los pies, que todos tus caminos estén firmes, no te desvíes ni a derecha ni a izquierda, apártate del mal. (...)
 

Labio sincero dura largo tiempo, lengua embustera sólo un instante. ... El Señor odia el labio embustero, el hombre sincero obtiene su favor" (Prov. 4, 24-27; 12, 19,22) 

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