DÍA DEL PAPA
Una de las mayores celebraciones
religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos, es la solemnidad conjunta de San
Pedro y San Pablo, que se celebra cada 29 de junio.
A
propósito, la
visita apostólica del Papa Francisco nos alienta en la esperanza de que
propiciará una profunda transformación interior, que sólo será posible mediante
una auténtica conversión a Cristo, asumiendo y viviendo sus enseñanzas, sus
actitudes y los valores del Reino de Dios (cfr. Mt 4,17).
No esperamos que su visita soluciones
nuestros graves problemas de pobreza, de inseguridad, ni de la galopante corrupción
que nos corroe, ni tan siquiera de nuestra inconmovible chatura cívica. Su
venida al Paraguay no supone un acto mágico de transformación inmediata. Porque:
La ¡Paraguay jaipotava, ñandé manté ja japota!
Los paraguayos, sí, debemos sentir el efecto
transformador de esta visita apostólica del Papa en todos los aspectos de la
vida. Esperamos que su presencia nos aguijonee la conciencia, produzca un
cambio de mentalidad y de estilo de vida, para sacudirnos de nuestra beata somnolencia.
Muchos aspectos de nuestras costumbres deben mejorar. Nuestra raquítica fe sociológica, esperamos, sea transformada en correcta práctica, viviendo las enseñanzas del Evangelio, para que pensemos primero, y con sano raciocinio, nos haga actuar con valores de honestidad, solidaridad, fraternidad, justicia y verdad. Todo esto solo será posible si cada uno de nosotros, hacemos bien nuestros deberes cívicos y cristianos.
Muchos aspectos de nuestras costumbres deben mejorar. Nuestra raquítica fe sociológica, esperamos, sea transformada en correcta práctica, viviendo las enseñanzas del Evangelio, para que pensemos primero, y con sano raciocinio, nos haga actuar con valores de honestidad, solidaridad, fraternidad, justicia y verdad. Todo esto solo será posible si cada uno de nosotros, hacemos bien nuestros deberes cívicos y cristianos.
Si recibimos a Francisco con la
convicción que nos visita para compartir
nuestros amores y desamores, estar cerca de sus hermanos, que nos escuche y
escuchemos sus mensajes… y solo si queremos, podríamos comprender lo que para
Chiara Lubich fue un imperativo categórico: “Obra de tal modo que no tengas
que arrepentirte, en aquella hora, de haber hecho y amado demasiado poco”.
Y ojalá hagamos bien las cosas…y que ya no ocurran tantos vergonzosos casos de injusticia,
como este ejemplo:
“Ricardo
Rojas Sánchez (29) es un joven que está preso en Tacumbú hace cuatro años. Su
nombre coincide con el de un imputado por robo agravado. Fue condenado a 10
años de prisión. Su propia madre lo había presentado ante las autoridades para
deslindarlo de la responsabilidad (….). Es un caso más de graves errores que
comete la estructura judicial y policial de nuestro país cuando se trata de
homonimias (….).
Ni
el número de cédula de identidad coincide entre Ricardo Rojas Sánchez (hoy en
prisión) y su homónimo Ricardo Rojas, como tampoco sus antecedentes policiales
y judiciales (….)
El
resultado fue que aunque se constató, por el documento de identidad, que no era
de la persona buscada, igual Ricardo Rojas Sánchez quedó detenido y derivado a
la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. Fue procesado en juicio oral por orden
del juez Paulino Escobar ……(cfr. Diario Abc color domingo 28.06.15 p. 8).
Que la visita apostólica
del Papa Francisco, nos ayude a ser más justos y fraternales entre todos los paraguayos, seamos ricos o pobres, intelectuales o no, pueblo y "autoridades". ¡AMÉN!
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