viernes, 26 de junio de 2015

¡NUNCA HE VISTO UN CAMIÓN DE MUDANZA….

 DETRÁS  DE  UN  CORTEJO  FÚNEBRE!

Interesante reflexión del Papa Francisco acerca de no acumular riquezas en la tierra. (Roma 21.06.13). Sugiere pedir a Dios la gracia de un corazón que sepa amar y no se deje desviar por tesoros inútiles.

Hay tesoros riesgosos que seducen pero que debemos abandonar, aquellos acumulados durante la vida y que la muerte destruye. Observa con un toque de ironía el papa: "Nunca he visto un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre, nunca". Pero sí hay un tesoro que "podemos llevar con nosotros", un tesoro que nadie nos puede robar, que no es "lo que has estado guardando para ti", sino "lo que has dado a los demás"…..

"Aquel tesoro que hemos dado a los demás, eso es lo que llevamos. Y eso va a ser nuestro mérito, entre comillas, ¡pero es nuestro ‘mérito’ de Jesucristo en nosotros! Y eso es lo que tenemos que llevar. Y es aquello que el Señor nos deja llevar. El amor, la caridad, el servicio, la paciencia, la bondad, la ternura son hermosos tesoros: son los que llevamos. Los otros no"…..

"El Señor nos ha hecho inquietos para encontrarlo, para crecer. Pero si nuestro tesoro es un tesoro que no está cerca al Señor, que no es del Señor, nuestro corazón se inquieta por las cosas que no van, por esos tesoros... Así que mucha gente, incluso nosotros andamos inquietos ... Para tener esto, para obtener aquello, al final nuestro corazón se cansa, nunca está satisfecho: se cansa, se vuelve perezoso, se convierte en un corazón sin amor….

El cansancio del corazón. Pensemos en eso. Yo qué cosa tengo: un corazón cansado que solo quiere acomodarse, ¿tres o cuatro cosas, una buena cuenta bancaria, esto, aquello?  ¿O un corazón inquieto, que siempre busca aún más cosas que no pudo tener, las cosas del Señor? Esta inquietud del corazón hay que cuidarla siempre".

A este punto, Cristo también pone en tela de juicio el "ojo", que es el símbolo “de la intención del corazón", y que se refleja en el cuerpo: "un corazón lleno de amor" vuelve el cuerpo "brillante", un "corazón malo" lo hace oscuro.

Del contraste luz-oscuridad, explica el papa, depende "nuestro juicio sobre las cosas", como también lo demuestra el hecho de que un "corazón de piedra", "pegado a un tesoro de la tierra", a "un tesoro egoísta" --que puede también convertirse en un tesoro "del odio", "vienen las guerras...". En cambio, que a través de la intercesión de san Luis Gonzaga, le pedimos "la gracia de un corazón nuevo", un "corazón de carne".

"Todas estos pedazos del corazón que están hechos de piedra, el Señor los hace humanos, con aquella inquietud, con aquella ansia buena de ir hacia adelante, ¡buscándolo a Él dejándose buscar por Èl! ¡Que el Señor nos cambie el corazón! Y así nos salvará. Nos protegerá de los tesoros que no nos ayuden en el encuentro con Èl, en el servicio a los demás, y también nos dará la luz para ver y juzgar de acuerdo con el verdadero tesoro: su verdad. 

Que el Señor nos cambie el corazón para buscar el verdadero tesoro y así convertirnos en personas luminosas y no ser personas de las tinieblas". Así culmina la oración del Papa francisco.

Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y a las riquezas” (cfr. San Mateo 6, 24) ¿Quién de ustedes, por mucho que lo intente puede añadir una hora a su vida? (6, 27)  

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