martes, 23 de junio de 2015

RELACIONES HUMANAS (III)

 LAS PRIMERAS RELACIONES INTERPERSONALES

Las primeras relaciones humanas surgieron entre el varón y la mujer que Dios había creado y esas primeras relaciones fueron también divinas ya que Dios era el OTRO en el relacionamiento de Adán y Eva.
Desde el comienzo de nuestra historia, el hombre recibió el don de habla, lenguaje. Vemos que Adán puso nombres a las aves y a los animales. Hablaba con su esposa y con Dios. También Caín y Abel conversaban, vivían como hermanos hasta el día en que la envidia entró en el corazón de Caín. Muerto Abel, acabaron las primeras relaciones fraternas. La sangre del primer hermano muerto marcó de forma inolvidable las primeras relaciones humanas brutales.

El gran sabio Einstein dijo un día que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero sí que la cuarta guerra sería como la primera pelea de la historia de nuestro planeta. Los hombres - los pocos que resten- volverían a apalearse unos a otros porque nadie querría ya saber de armas. Sólo que no sabemos quien asistirá a este espectáculo.

En todos los países del mundo siempre fue creada una primera ciudad, para después dar lugar a muchas otras. Pero la primera ciudad del planeta en que vivimos, ciudad en la que se dieron las primeras relaciones sociales (públicas), fue fundada por Caín, un hombre marcado por Dios, porque cometió con sus propias manos el primer homicidio (fratricidio) y, por su causa, la tierra se manchó con la primera sangre humana.

Cuando todo va viento en popa es fácil para el hombre sonreír y tener buenas relaciones. Sin embargo el mayor éxito en las relaciones humanas, el hombre la alcanzará cuando aprenda a sonreír en los momentos difíciles, aun, si estuviere con el corazón sangrando.

Los problemas serios, muchas veces rodean, y envuelven al hombre. Si el hombre no pierde la fe en su destino ni la confianza en su trabajo, en esos momentos se granjea admiración, simpatía y amistad de los que lo rodean. Y estaremos, entonces, realmente delante de un hombre que sabe y merece vencer, afirma el Prof. Kovacevich.

Cuando un hombre irradia confianza en sí mismo y se vuelve digno de confianza, prepara la base de las buenas relaciones humanas, pues nadie quiere relacionarse con alguien en quien no pueda confiar.

No son siempre las palabras lo más importante en las relaciones humanas. ¡Cuántas veces hemos visto gente hablar sin que los otros le presten la debida atención!. Presenciamos entonces, relaciones humanas poco inteligentes. Un simple gesto de buen gusto podría invitar a la apertura de un dialogo, y todo se modificaría.

Cuántas naciones no se miran como naciones amigas; cortan radicalmente todo relacionamiento. Se enfrentan en guerras fratricidas, inútiles, como siempre fueron todas las guerras, que destruyen todas las relaciones humanas de amor y comprensión.

Cuando las personas hablan cara a cara, mirándose al rostro, generalmente son sinceras. Las personas que desvían su mirada de su interlocutor, es porque, en general, tienen mucho que esconder, o porque no son sinceras. Una buen relación no sólo no perjudica sino que es útil y provechoso.

Hoy el hombre domina la tierra los animales y la técnica, llegando muy lejos, pero, siente sin embargo, dificultades en dominarse a sí mismo, en vencer su egoísmo y también olvida su relacionamiento humanista y cristiano con sus semejantes y lo más importante, su preciosa relación con Dios, su Creador.. 

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