martes, 2 de junio de 2015

V A L O R E S

PLURALIDAD Y JERARQUÍA

Nos enseña el Dr. Secundino Núñez: “Pocas cosas han de ser de tanta actualidad y apremio humano como este tema de valores en la presente crisis cultural de nuestro tiempo. No solamente la voz de la prensa diaria, sino también el diagnóstico de los grandes pensadores, así como el clamor de las diferentes familias religiosas, significan con angustia la declinación precipitada de los valores.

Con una perversidad sobrehumana verdaderamente diabólica, la corrupción de las costumbres avasalla a los hombres, a los pueblos y a las Instituciones. Se encallece y gana fuerza en la “rosca” estructurada de la mafia que debilita y deja inerme  la conciencia colectiva”

Pero lo más grave y pernicioso de esta hora -agrega-  no es tanto la malicia y los malos hábitos en la que se halla empotrada la vida normal de mucha gente; porque más allá de la voluntad  viciosa está la inteligencia. Y es ahí donde atesoramos las ideas, los principios y valores que luego van a orientar y conducir la práctica de la conducta humana. Porque según la antigua y perenne filosofía: “Nada se quiere, nada se desea, nada se busca, que antes no se haya conocido”

Por consiguiente – fuera de la apreciación económica o mercantil - significa todo lo  que satisface y enriquece al hombre; y en particular, aquello que lo promueve y lo eleva hacia su plenitud existencial. Valor, entonces, es todo lo que realiza, acrecienta y madura a la persona humana, constituyendo su horizonte de vida y su destino. (….)

Los valores no enriquecen la personalidad  humana cuando el hombre se acerca a ellos o lo posee con angurria o con apetito disoluto. (Licencioso, voraz, desordenado).

Desde el suelo y subsuelo de su indigencia corporal el ser humano apetece la comida, la indumentaria, el refugio de su rancho y el bienestar acogedor de su hábitat. Arroyos y ríos; bosques y praderas fecundas; tierra, agua y aire, todo es valioso, sirve, sostiene y hace crecer la alegría del vivir humano. A esto llamamos valores terrestres.

Y sin embargo, por encima de estos valores terrestres, el hombre se inquieta, busca y se abraza a otros valores. Busca el encuentro, el diálogo y la amistad fraterna con otro hombre. Este intercambio de pensamiento y de afecto  ensancha sus espacios de civilización y cultura; la vida de amor en un hogar y la familia y la comunidad-sociedad toda. Hablamos de valores humanos.

Y cuando estas satisfacciones no se cumplen porque los valores humanos escasean, y los antivalores de la sociedad sobreabundan, porque el “hombre se ha vuelto lobo para el hombre” (Hobbes) o porque “la sociedad corrompe al hombre” (Rousseau) y  “los otros son el infierno” (Sartre) el ser humano enflaquece y se arruina, se vuelve “miseria, “perra vida

Pero, el hombre siente anhelos superiores y desea valores de mayor altura, todavía. Son los valores sapienciales o divinos, de mayor excelencia y quilate; porque enriquecen y elevan por encima de la vida humana temporal. Son los valores del arte, de la sabiduría, de la religión y la santidad. Nos ponen en comunión con Dios, y por consiguiente, nos purifican desde muy adentro de los antivalores espirituales y morales como son la soberbia, el odio, la codicia, el rencor. Con sobrada razón suele decirse que: “Nunca el hombre es tan grande como cuando se pone de rodillas ante su Creador”

Valores Morales: Son los valores del deber ser que urgen y obligan a nuestra íntima y libre personalidad y que por lo tanto, movilizan la prudencia, la voluntad libre y la acción perseverante. Son valores que el ser humano no los encuentra fabricados, madurados o crecidos. Los valores morales se nos muestran, se nos ofertan  y solicitan la más alta cumbre de la naturaleza humana, que es nuestra libertad,  para hacer el bien y rechazar el mal. ¡Gracias por su enseñanza queridísimo Profesor!. 

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