PLURALIDAD Y JERARQUÍA

Con una perversidad sobrehumana verdaderamente diabólica, la
corrupción de las costumbres avasalla a los hombres, a los pueblos y a las
Instituciones. Se encallece y gana fuerza en la “rosca” estructurada de la
mafia que debilita y deja inerme la
conciencia colectiva”
Pero lo más grave y pernicioso de esta hora -agrega- no es tanto la malicia y los malos hábitos en
la que se halla empotrada la vida normal de mucha gente; porque más allá de la
voluntad viciosa está la inteligencia. Y
es ahí donde atesoramos las ideas, los principios y valores que luego van a
orientar y conducir la práctica de la conducta humana. Porque según la antigua
y perenne filosofía: “Nada se quiere, nada se desea, nada se busca, que
antes no se haya conocido”
Por consiguiente – fuera de la apreciación económica o mercantil - significa
todo lo que satisface y enriquece al
hombre; y en particular, aquello que lo promueve y lo eleva hacia su plenitud
existencial. Valor, entonces, es todo lo que realiza, acrecienta y madura a
la persona humana, constituyendo su horizonte de vida y su destino. (….)
Los valores no enriquecen la personalidad humana cuando el hombre se acerca a ellos o lo
posee con angurria o con apetito disoluto. (Licencioso, voraz, desordenado).
Desde el suelo y subsuelo de su indigencia corporal el ser humano
apetece la comida, la indumentaria, el refugio de su rancho y el bienestar
acogedor de su hábitat. Arroyos y ríos; bosques y praderas fecundas; tierra,
agua y aire, todo es valioso, sirve, sostiene y hace crecer la alegría del vivir
humano. A esto llamamos valores
terrestres.
Y sin embargo, por encima de estos valores terrestres, el hombre se
inquieta, busca y se abraza a otros valores. Busca el encuentro, el diálogo y
la amistad fraterna con otro hombre. Este intercambio de pensamiento y de
afecto ensancha sus espacios de
civilización y cultura; la vida de amor en un hogar y la familia y la comunidad-sociedad
toda. Hablamos de valores humanos.
Y cuando estas satisfacciones no se cumplen porque los valores humanos
escasean, y los antivalores de la sociedad sobreabundan, porque el “hombre se
ha vuelto lobo para el hombre” (Hobbes) o porque “la sociedad corrompe al
hombre” (Rousseau) y “los otros son el
infierno” (Sartre) el ser humano enflaquece y se arruina, se vuelve “miseria”,
“perra
vida”
Pero, el hombre siente anhelos superiores y desea valores de mayor
altura, todavía. Son los valores sapienciales o divinos, de mayor
excelencia y quilate; porque enriquecen y elevan por encima de la vida humana
temporal. Son los valores del arte, de la sabiduría, de la religión y la
santidad. Nos ponen en comunión con Dios, y por consiguiente, nos purifican
desde muy adentro de los antivalores espirituales y morales como son la
soberbia, el odio, la codicia, el rencor. Con sobrada razón suele decirse que: “Nunca el hombre es tan grande
como cuando se pone de rodillas ante su Creador”
Valores Morales: Son los valores del deber ser que urgen y obligan a nuestra íntima y
libre personalidad y que por lo tanto, movilizan la prudencia, la voluntad
libre y la acción perseverante. Son valores que el ser humano no los encuentra
fabricados, madurados o crecidos. Los valores morales se nos muestran, se nos
ofertan y solicitan la más alta cumbre
de la naturaleza humana, que es nuestra libertad, para hacer el bien y rechazar el mal. ¡Gracias por su enseñanza queridísimo Profesor!.
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