1. Aquellos que saben escuchar, aunque, a veces se traten de cosas infantiles.
2. Aquellos que respetan a la persona, independiente de su opinión y gusto, sin condenarlos o despreciarlos fácilmente.
3. Aquellos que aceptan las diferencias individuales; que evitan moralizar o dogmatizar sus reacciones, antes de escuchar; que saben distinguir lo esencial y lo secundario de las propuestas recibidas.
4. Aquellos que saben tomar su tiempo y no exigen terminar la conversación cuanto antes, que sintonizan afectivamente con su interlocutor; que aceptan de buena fe aquello que es comunicado, sin susceptibilidades y sin recetas prontas y tontas.
5. Aquellos que saben mantenerse equilibrados y calmos cuando se sienten irritados; que prefieren escuchar más y hablar menos; que saben juzgar en el momento oportuno a la luz de aquello que fue dicho en tiempos pasados; que están dispuestos a corregirse cuando equivocados; que se interesan, preferentemente, por las personas, más que por sus ideas.
6. Aquellos que no temen escuchar la verdad aunque ella sea dura o desagradable.
7. Aquellos que reciben opiniones, aunque les resulten impopulares.
8. Aquellos que saben reflexionar con tranquilidad y paz.
Dialogan con altura y cariño fraternal, quienes hablan normalmente, sin levantar la voz, sin gritar; hablan con voz mansa y firme. Mirar a las personas cuando se habla es una fórmula eficaz para las buenas relaciones humanas, tanto en la familia como en la sociedad, en la escuela, el colegio, la universidad como en la empresa, en las relaciones interpersonales como en las relaciones internacionales. Hablar con voz mansa y firme revela educación y respeto.
Muchos hablan a gritos y pulverizan el diálogo; se imponen despóticamente; vencen pero no convencen. Destruyen las relaciones humanas. Si hablasen con mansedumbre, firmeza y amor, conseguirían un mejor relacionamiento. El tono de la voz puede favorecer o destruir las relaciones humanas.
¿Quién no desea mantener buenas relaciones en casa, en el trabajo, con la vecindad?.. No es agradable vivir en conflicto permanente y por cualquier nimiedad. El diálogo allana muchas barreras, sana muchas relaciones y fortalece la amistad. Construir un buen relacionamiento depende sólo de nosotros. ¡Hagámoslo… ahora!
No hay comentarios:
Publicar un comentario