Hablar
es un don y a través de la palabra es posible descubrir la nobleza de una
persona. Prestar la debida atención y escuchar con sabiduría revelan las
virtudes de aquel que así procede. Se enumeran razones buenas para escuchar de
una manera positiva al prójimo, sea él un enfermo, un joven o un anciano,
persona conocida, amigo, desconocido, simpático o no, pero que siente necesidad
de comunicarse.
Pocos
son los que saben escuchar con espíritu humano y cristiano, dirá el profesor
J.J. Kovacevich. He aquí, nueve razones para escuchar al prójimo:
1- Saber escuchar consiste en,
hablar menos y prestar más atención.
2- Escuchar con sabiduría es,
aceptar a la otra persona con sus virtudes y defectos. Sus problemas, sueños y
esperanzas.
3- Saber escuchar es poner en
marcha los oídos del corazón, la
sensibilidad interior que todos los humanos poseen.
4- Escuchar con sabiduría consiste
en responder a un pedido de afecto, de ternura y de amistad de quien estuviere
triste y necesitado de calor humano y a quien nadie lo recibe.
5- Saber escuchar es ir
construyendo la nueva ciudad, donde todas las personas aprenden a escucharse,
respetarse más mutuamente.
6- Escuchar con sabiduría es
construir puentes de humanidad para quien sufre el aislamiento, el abandono y
la soledad.
7- Saber escuchar pacientemente
puede significar una obra de misericordia, de caridad. Hará que las personas
sean mejores, más humanas, más cristianas, y que se aproximen más a la verdad.
8- Escuchar con sabiduría puede
representar el primer paso para representar al Cirineo y prestar ayuda a quien
sufre y ayudar cargar su cruz.
9- Saber escuchar es una manera
humilde y simple de amar.
Lo
bueno de esta magna tarea radica en que no se necesita dinero, – ingrediente
fundamental para realizar algo - sólo se
requiere voluntad. ¡Que diferente sería el mundo familiar, laboral, social,
etc. si practicáramos, al menos, algunos de estos principios!. Seguro que nos
sentiríamos más beneficiados, pues se cumpliría lo que señala la frase de JESUS
que encontramos en los Evangelios, recogida por el Apóstol San Pablo: “Hay
mayor alegría en dar que en recibir” (Hechos 20,35).
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