¡Una necesidad del cristiano y un deber de justicia!
Corrección fraterna no es criticar. La crítica destruye, humilla y trata de saca ventaja del error ajeno. Quien corrige busca levantar, motivar al otro para que cambie su conducta. La corrección fraterna es mandato evangélico. Jesús enseña:
“Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas... Si te escucha, habrás ganado a tu hermano”. (Mt 18, 15) San Ambrosio, escribe: “Si descubres algún defecto en el amigo, corrígele en secreto (…) Las correcciones, en efecto, hacen bien y son de más provecho que una amistad muda.