¡Para una sociedad que nos merecemos!
No pocas promesas de campaña son solo promesas, porque los promeseros sonoramente, mienten, alimentando nuestra desilusión hacia la clase política. Es sabido que “para ser buen político hace falta ser buena persona”…pero… ¿lo olvidamos a la hora de votar?
No es necesario harta sabiduría para “saber” si el candidato/a posee cualidades como: espíritu de servicio o vocación hacia el bien común; Sentido de la responsabilidad; Sensatez, para actuar con prudencia; Buen padre de familia, ciudadano honesto, respetado...etc.)
“¿Cómo gobernar las democracias si hay que ser popular para ser elegido e impopular para reformar?” Estamos metidos en gran turbulencia política. Campea la interpretación de las normas “a mi manera”. (Luc Ferry, filósofo francés)
Fernando Tauber escribió: “Para que la democracia funcione, hacen falta demócratas. No alcanza con la acción ciega de los dispositivos institucionales”.
Cacarea la clase “A” de poseer virtudes al servicio del pueblo; pero, ¿por qué no dialogan y se ponen en civilizado acuerdo para superar tantos problemas, tal como lo hacen para auto asignarse groseros privilegios a costas del hambreado pueblo?.
No es verdad que en democracia la mayoría... “o mandá lo mitá”. En democracia manda la Constitución y las Normas establecidas. Pero, en nuestro medio, la Constitución y las leyes no pocas veces, son violadas, en nombre de una mayoría cuantitativa, nunca cualitativa.
La mayoría democrática se mueve en el terreno cuantitativo; la ética y el patriotismo, en el ámbito cualitativo. ¿Entiende esa mayoritaria clase aburguesada, carente de virtud social, infantiloide, cívicamente chata y ponciopilatiana?... ¡Averígüelo Vargas!
Hans Kelsen, en su obra “Esencia y Valor de la Democracia”, ilustra su idea de democracia de una parte del Evangelio de Juan cap. 18. Para Kelsen, Pilato, al no conocer qué es la verdad, se comporta como un "verdadero demócrata"; y se somete a la "voluntad de la mayoría", dice Eduardo Jorge Prats (Hoy digital 03.04.15)
La conclusión de Kelsen, como dijo el constitucionalista Gustavo Zagrebelsky, es que “Jesús, firme en su verdad, sería el campeón de la antidemocracia. El personaje positivo, desde la visión democrática, es Pilato, que no sabe…¡qué cosa es la verdad!
Zagrebelsky, en su libro “La crucifixión y la democracia”, dice: “La multitud gritaba ¡crucifícale!..era contrario a la democracia crítica: tenía prisa, era totalitaria, sin instituciones o procedimientos, inestable, emotiva, extremista y manipulable...
Una horda terriblemente parecida al “pueblo”, ese “pueblo” al que la “democracia” podría confiar su suerte en el futuro próximo. Esa turba condenaba “democráticamente” a Jesús y así reforzaba el dogma del Sanedrín y el poder de Pilato.
A la pregunta: ¿quién, en aquella escena, era el verdadero amigo de la democracia?, Hans Kelsen contesta: ¡Pilato!. Cosa que equivaldría a decir: el que obraba por el desnudo poder”.
Así las cosas...¡es imperioso deber votar con responsabilidad y patriotismo!
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