“Dale buena educación al hijo hoy en su camino, y
aun cuando fuere viejo, no se apartará de él” (Pr. 22:6) “El
padre del hijo bueno y sabio tiene razón para estar feliz y orgulloso”
(Pr. 23-24).
Los problemas que vivimos hoy, no son todos negativos. Suponen, sí, un giro de 180°, a un nuevo estilo de vida: Por consiguiente, una oportunidad para mejorar.
Lo esencial es preguntarnos qué tipo de personas queremos que sean nuestros hijos. Creer que las “competencias académicas” (escuela) y la tecnología moldearán positivamente las conductas, es adoptar una postura cómoda, para no "complicarse la existencia".
Si nos creemos buena gente, es vital mejorar conductas (ñande rekove), para lograr como familia -base de toda sociedad- un mundo mejor. Hoy, más que nunca, educar a los hijos, es urgente. No nos contentemos con que aprendan idiomas, persigan éxito, etc.
¿Quién no desea que sus hijos sean felices? Hoy, mucha gente exitosa se siente sola. Hay que enseñar a los hijos a no ser egoístas, es decir, que no vivan en un "taper", ignorando al prójimo. Eso es educarles en la generosidad.
La escuela instruye y muchas veces, mal. No educa. Educar es mutar conducta…es tarea de la casa, el taller donde se educa al hijo en la libertad responsable. “Nadie es más terriblemente esclavo que quienes se creen falsamente libres” (Goethe).
Libre es quien opta por no violar reglas, cuando por beneficio pudiera hacerlo. Libre, es quien opta por hacer el bien, aunque le cueste sufrir burlas. Libre es quien decide vivir como hombre y no como "macho". Esto se aprende en casa, no en la escuela ni en el cuartel.
Preguntaron a Gandhi: ¿Cuáles son los factores que destruyen al humano? Él contesto: “La Política sin principios, el Placer sin compromiso, la Riqueza sin trabajo, la Sabiduría sin carácter, los Negocios sin moral, la Ciencia sin humanidad y la Oración sin caridad”.
“Los niños, desde pequeños tienen que aprender que no todo se puede lograr. Deben saber que no por eso serán infelices, y nada pasará por eso. El no conseguirlo, aun con esfuerzo, sí, puede hacerles fuertes. Esto se aprende en casa, no en otro lugar.
Por estas etapas pueden pasar los hijos, y los padres debemos acompañarles. Pero, no “vivir” por ellos. Sobre protegerles en estos aspectos, los harán débiles e inseguros.
Aisladamente, al estilo Llanero Solitario, no podemos cambiar la sociedad. La comunidad hace el “nosotros”.
Si todos luchamos por educar a nuestros hijos en la misma línea,
la sociedad será mejor. La
educación es indispensable y es función de la familia.
“La familia es oficina de la vida y taller donde se forjan las mejores obras, es vehículo de la tradición, lazo de unión de lo pasado con el porvenir. Es ella la que da solidez al mundo. Es la última muralla de valores espirituales y mejores aromas de nuestra cultura…
“En la familia se combate la maldad humana, la corrupción de costumbres que avasalla y encallece a hombres e Instituciones. Es hora de pulverizar la trágica y generalizada idea de que los paraguayos -somos loo “ignorantes y corruptos”…
“Si el hombre es lo que come, su educación es problema de comida, pero si estamos seguros de que el hombre es lo que conoce y ama, lo que desea y persigue, entonces su problema es de alimentación del alma”, apunta Arizmendiarrieta. (El Hombre cooperativo p. 63)
Si no fuimos buenos padres, ¿vale la pena afligirse inútilmente?…¡comencemos ahora...nunca es tarde...!
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