miércoles, 25 de agosto de 2021

MI NOMBRE ES ¿…?

 ¡Sí….pero por respeto... te digo Licenciado!

El nombre es propio del ser humano. Al oír nuestro nombre, nos sentimos valorados y reconocidos. Es importante recordar el nombre de las personas y nombrarlas, porque eso establece un puente de conexión y confianza, afirman los expertos. 

Entonces, ¿por qué decir: “Por respeto nomás te llamo Dr. Lic. Prof. Ing… ¿Es falta de respeto llamar a alguien por su Nombre, en un entorno informal? ¨¡NO LO ES!...¡Sí... es ignorancia y soberbia exigir ser llamado por su grado académico!. 

No me gusta que un título me defina, prefiero que mi Nombre sea quien hable por mí (…) no con un simple “Ing.” que al fin de cuentas ese título cualquier lo puede tener, pero mi nombre, trayectoria y prestigio solamente Yo”… 

“Además, pienso que quienes exigen que siempre se les llame por su título, son personas tan miserables que nada relevante consiguieron en sus vidas y lo único que tienen es un título profesional”, dijo Manuel Rodríguez Gil, desarrollador de Software. 

Titulitis: “Valoración excesiva de títulos académicos”. Dicen que la falta de autoestima provoca en el ser humano cierta “carencia”. Naturalmente, esta idea es discutible, ya que, surgirán argumentos a favor o en contra. 

Quizá se acepte eso de titulitis, al juzgar feas conductas de tantos “profesionales”. Parece que si el título no es asiduamente destacado, el “titulado” se rebaja. Unos ejemplos de titulitis: 

-¿“Le conoce al Ing. Sinfó?; “Le presento a la Lic. Clandé”; “Es mi hija, la Escribana”. Peor aún, si el usurpador dice: El Dr. “Pillus” les saluda por Navidad. 

-¿Por qué el título; no el nombre? Los periódicos están llenos de ejemplos: “El Piloto -Aviador Militar, Sgto 1º Cañitus Fortín, contrajo matrimonio con la Perito en Ciencias Contables y Administrativas, Mastikastosontoki”. 

-“El Master en Administración Goyín Kangueró le presenta sus saludos por el día de la Amistad”. -“La Medalla de Cuero” de las Competencias Barriales, Prof. “Poco Caso”, presentó su oferta a la Comisión Vecinal. 

Ni el venerable difunto “anga” se escapa de tal “onda”. Así leemos en los avisos fúnebres: -“El excombatiente de la guerra del Chaco, héroe de Cañaverales, Cabo 2º de Infantería don Caramayola Tapa.....” 

A los “gloriosos excombatientes” no se les rinde culto alargando inútilmente su jerarquía, si mendigan el resto de sus vidas, cuidando autos o limpiando parabrisas en las calles, recibiendo humillaciones y maltratos, cuando deberían ser prodigados de respeto y consideración...¡Ja poína lo mita! 

Los títulos deben utilizarse sólo en ocasiones solemnes o en casos que exijan exhibirlos. Es hora de entender que toda persona, más allá de sus logros es importante, es digna. Que toda Persona es única e irrepetible, independientemente de su condición moral. 

Un título significa compromisos con la sociedad. Esto pesa en la conducta del individuo. ¿Cuántos dueños de varios títulos nos dan cátedra de hábitos sólo aceptables en bestias? ¿Cuántos “profesionales” son vergüenza y pena para los suyos y para los otros? 

Lejos de mi los intelectualoides de pacotilla.... dirá aquel amigo.

Un título se logra con esfuerzos físicos, intelectuales y económicos. Y motiva festejarlo, puesto que proyecta un mejor porvenir. Seamos agradecidos por ello, pero que un cartón con letras doradas no nos envuelva en el grotesco “edredón de la soberbia”. ¡Amén!

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