lunes, 26 de julio de 2021

ORACION y PENITENCIA

¡Para lidiar con gente difícil y tóxica!

Hay terrícolas “insoportables, difíciles, tóxicos”. Este tipo de gente parece saber cómo rompernos la paciencia y crear problemas. Y no siempre podemos evitarlas, por lo que, tratar con ellos se vuelve un reto cristiano: paciencia.

Entonces recordemos este pasaje nada fácil: “Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente” (Ro 12:10). Ciertamente, el Señor Jesús trató con mucha gente difícil durante su estadía en la tierra.

El señor Jesús nunca mostró actitud de superioridad; , de autoridad. Usó la censura cuando era necesario. También, trató a la gente difícil y prepotente guardando silencio (Jn 8:6) 

En la Biblia se lee: “A ustedes les digo: Amen a sus enemigos; bendigan a los que les maldicen, y oren por los que les calumnian (…) hagan el bien a quienes los odian, oren por quienes los insultan” (Lc. 6, 27-36) 

Lo planteado no es tarea fácil. Es necesario gran dosis de fortaleza, virtud que no consiste en atacar, sino en resistir. Porque, al tratar con un imbécil, es mucho más fácil responder con la “carne”, es decir, obsequiarle una sonora y merecida trompada, “tovajepete”. 

Así, la penitencia sería el gran esfuerzo de quedar en silencio y resistir. Porque ante un bien que amamos -la paz-, difícil de conseguir, necesitamos fuerza y valentía de resistir y no atacar. Esto es hacer una buena obra que ofrecida a Dios. 

Por consiguiente, la fortaleza es virtud de resistir; solo en último caso, atacar. Con razón dice el libro de los Proverbios 20-3: “Es honra del hombre evitar discusiones, más todo o cualquier necio (imbécil-estúpido-ignorante...) puede iniciarlas”. 

Luego, con la oración diaria podemos “vivir” con personas tóxicas en paz, paciencia, fe mansedumbre, y como si fuera poco, con dominio propio. Podemos dar el mismo amor; aunque sea poco “michimi”, algo de gracia y misericordia que Dios nos dio. 

Algunos logros que se consiguen con oración y penitencia al lidiar con gente difícil: No responder con impaciencia a los inoportunos. Soportar las debilidades del otro. Tratar siempre con caridad al prójimo. Ayudar como se pueda a los que sufren. 

Cualquier cosa que nos saca de quicio, nos disgusta o nos pone histéricos, si ofrecemos a Ñandejara por nuestra conversión personal, habrá valido la pena: Una calumnia, un gesto de desprecio, una ingratitud, una falta de cortesía, etc… nos robustecerá interiormente. 

Al concluir mi pobre artículo, doy paso a José Ingenieros que dice: “Los mediocres se tornan peligrosos y nocivos. Detestan a quienes no pueden igualar, como si con solo existir los ofendieran. Sin alas para volar hasta ellos, deciden rebajarlos: 

La miseria de su propio amparo les lleva a roer el mérito ajeno. Clavan sus dientes en toda reputación que les humilla, sin sospechar que nunca es más vil la conducta humana. Los lacayos pueden raspar en la fama. Los excelente no saben envenenar la vida ajena”. 

 Lo que no quieras que te hagan, no hagas a los demás. No bebas hasta emborracharte. No te acostumbres a andar siempre borracho” (Tobías 4, 15). Entonces me pregunto: ¿No soy yo un tóxico “kanguero mba'e hina”? 

Por eso…intentaré a partir de ahora hacer pequeñas penitencias y orar diariamente.

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