miércoles, 21 de julio de 2021

MI PERSONALIDAD

¡Yo ko así noma loo soy…olúo!

Hay terrícolas con aires de arrogante prepotencia, que al glorificar su yo, desprecian al semejante, violando leyes y costumbres de sana convivencia social: “mbarete-pokare”.

I pirapire mi jave…se vuelve gente estúpida arrogante, soberbia, mbareté”. Políticos, futbolistas, empresarios, periodistas…que un día probaron las mieles del éxito, hoy no hay quien les baje de su encandilada tarima. Con frecuencia se escucha este plagueo. 

“Se pierden en su delirio de grandeza al creer que lograron su meta”, explica Guillermo Blanco, psicólogo clínico. “No son conscientes de sus propias limitaciones. Perciben una realidad distorsionada”. Agrego yo: “Están más perdidos que locote en clericó”. 

La gente prepotente esconde una personalidad insegura, basada en la competitividad. Este tipo de terrícola no es necesariamente persona tóxica, sólo busca una justificación a su esfuerzo y posición social cada vez que habla. 

La psicóloga Tais Pérez, afirma: “La expresión “yo soy así” es utilizada para reafirmar conductas hirientes…como insultar, amenazar o faltar al respeto. 

Y las personas que lo escuchan aceptan como verdad absoluta. Bajo tal afirmación, si alguien se enoja y grita, puede decir “Yo ko así noma loo soy…olúo”, y justificamos su conducta diciendo: “es una persona muy impulsiva”. 

Es excusa usada por personas infieles, desordenadas e impuntuales que no tienen deseos de hacer un esfuerzo para cambiar. Esta afirmación esconde detrás la creencia de que no podemos cambiar y que los demás nos tienen que aguantar porque “yo soy así”. 

Nuestra personalidad o el modo en la que actuamos en ciertas situaciones y cómo nos relacionamos con el entorno, cambia con el tiempo y podemos modificarla a voluntad.

Así, quien es infiel, mbareté, impuntual o despreciable puede cambiar…. También una persona que siempre grita, puede aprender mejores modos de comunicarse sin hacer tanto daño a los que sufren sus gritos, faltas de respeto y demás bajezas. 

El “yo soy así”, sólo es una excusa para no esforzarnos en ser mejores. 

Discutir con un “gorila” que no reconoce sus errores y desprecia el argumento ajeno, es insoportable. La gente soberbia se cree todopoderosa, alimenta su yo a costa de los demás. No es querida en su entorno. Sotto voce -en voz baja- es despreciada, aunque le sonrían. 

Alfonso Milagro dice: “No caigas en el error de aprobarte a ti mismo diciendo “yo soy así”; más bien estudia cómo debes ser y esfuérzate por llegar a serlo. Cambia el “soy así” por el “tengo que ser así”. Eres “así”; pero, ¿estás seguro que debes ser así? 

¿Te juzgas ya tan perfecto, que no tienes por qué cambiar? ¿Piensas que los que no son “así”, como eres tú, no son tan buenos; como tú? ¿Por qué ellos deben cambiar su modo de ser, y tú debes seguir siendo como eres? 

Hay en ti un complejo de superioridad y, en cambio, juzgas a los otros con criterio de inferioridad. ¡Piensas de ti con un convencimiento de perfeccionismo y autosuficiencia y miras a los demás con desprecio o al menos subestimación! 

No basta que sirvamos a Dios; hace falta que cada día lo hagamos con mayor perfección; Ya a Abraham Dios le trazó la senda: “Anda en mi presencia y sé perfecto” (Gén, 17,1). 

No hay pecado que sea tan grande que Dios no pueda perdonar. Jesús murió en la cruz, para pagar el castigo por todos los pecados de todo el mundo (1 Jn 2:2). Cuando se pide perdón, Jesucristo perdona todo pecado. ¡Se puede si se quiere

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