lunes, 12 de julio de 2021

¿POR QUÉ?

 ¡Siendo originales…nos volvimos “copias”!

 

Dicen que el humano posmoderno se frustra, no tiene certezas, duda. Para él, Dios nada significa. Sólo, existe y se acomoda en el “regazo de la moda”. Así nace la adoración a los famosos, sin importar el buen o mal “olor” del vicio o virtud de tal celebridad. 

¿Está el homo progre condenado a que el terrorismo cultural lo aplaste y carcoma? ¿Qué pasa con los gustos? ¡E´a na che memby¨... ¿tenés algo contra la moda mba´é? No sabés que el dicho dice: “sobre el gusto, nada hay escrito”. 

Dice el Dr. Antonio Cruz: “Hay frustración del desarrollo personal. Las ciudades no son sólo jungla de asfalto…también son selvas burocráticas donde hay rivalidad: todos contra todos…una sociedad donde parece que todos somos “sospechosos de todo. 

Entonces, las relaciones humanas se tornan relaciones de posesión y dominio. Los jefes abusan de sus subalternos, mientras adulan a los que están por encima de ellos. Chantaje coima y corrupción son monedas de cambio. Y vos te preocupás de la moda... ¡nde tavy...!   

Hoy, el toque es lograr ventajas, aplausos, admiración o envidia de los demás. El espíritu solidario y fraterno duerme su larga siesta. Y vos te preocupás de la moda... ¡nde tavy...!  

¿No te das cuenta que importa más la imagen que hace parir apasionados “fans-toches”?, que se doblegan ante el ídolo; miles de brazos dirigen sus manos hacia los ídolos. Esta masa aborregada y sudorosa “aúlla” ante cualquier gesto del ídolo con horrible tatuaje. 

Es el culto a la moda, no siempre al buen gusto, a la decencia y a lo sano. Incitados por los medios de información, cultivan sueños narcisistas de gloria fugaz los fans, que quizá, en esos eventos, descargan gritando alocadamente toda su frustración. 

Miles de jóvenes agitados, con familias destrozadas, sin rumbo, quizá se identifiquen con sus ídolos con quienes, al parecer, los unen una semejanza socio-afectiva que les da cierto rol, del que carecen en su ambiente familiar y social. 

Pero, ignoran que las estrellas y astros no duran. Los ídolos se desploman: tienen pies de barro. Lo que da placer no es la devoción al ídolo, sino el deseo del adicto, que anhela ser como el idolatrado. 

Así la vida de muchos, es un imparable rastrear al famoso para copiar su forma de vestir, hablar y hacer. Y cuando no satisfacen esta opción, se suicidan: creen haber fracasado. 

Ahí lo tenemos al venerado finado Michael Jackson, uno de los más famosos travestidos, esclavo de sus preferencias eróticas, la moda, el ritmo…que lo llevó a convertirse en un ser mutante biológico. 

¿Qué fue del encanto desfigurado frankensteniano Michael Jackson? Se rehízo la cara, se desrizó el pelo, se aclaró la piel, se reconstruyó…hasta convertirse en un niño-prótesis, en un feto de todas las formas soñadas de mutación. Y todo para qué…¡Ha ma'êrâ pio! 

¿Acaso este famoso y querido artista no es el ejemplo de la desdicha y el fracaso terrenal? (A. Cruz-El hombre posmoderno p. 80). Así las cosas, las personas ya no se definen por lo que “son”, sino por lo que aparentan “ser”. 

Conclusión: Preferimos ser copias, antes que originales. No amamos nuestro cuerpo como es, no nos queremos como somos, preferimos ser lo que no somos, y así andamos de este taller en otro, tratando de “reparar” la cara, la nariz, las lolas, y demás etcéteras. 

El reino de la apariencia, de la estética, del cuerpo perfecto, es decir, del Vyrore-í, nos mantendrá siempre como parias de la moderna prisión, salvo que rechacemos su tiranía.

Somos importantes como somos a los ojos de nuestro Creador y eso, sólo eso importa.

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