¿Enclenque y desfigurada, hoy?
“He desobedecido a la ley, no por querer faltar a la autoridad británica, sino por obedecer a la ley más importante de nuestra vida: la voz de la conciencia”. (M. GANDHI).
La conciencia juzga con criterios absolutos porque puede juzgar desde el más allá de la muerte. Un “más allá” que es precisamente lo que esta en juego. Por la presencia de ese criterio absoluto intuye el hombre su responsabilidad absoluta y su dignidad absoluta. Por eso entendemos a Tomás Moro cuando escribe a su hija Margaret, antes de ser decapitado: “Esta es de ese tipo de situaciones en la que un hombre puede perder su cabeza y aun así no ser dañado”.