¡Quién en la vida no ha enviado o
recibido mensajes de amistad como: “En la necesidad se conoce al amigo de
verdad; Amistad ciertas, mantiene las puertas abiertas; Quien tiene un amigo
tiene un tesoro; La amistad hace lo que la sangre no hace”…
Los amigos son personas importantes en
nuestras vidas; hacen parte de nuestros planes y días. Pero un día cualquiera,
de buenas a primeras, por quien sabe qué razón, se alejan y se corta la
relación.
Sabido es que cualquier tipo de relación
se compone de gente con características y perspectivas propias; que tienen sus
valores, creencias y formas de ver, juzgar y actuar. Por consiguiente, estar de
acuerdo el 100% en todas las opiniones, no sería normal.
Y cuando una relación diáfana, repentinamente
se “rompe”,
el amigo se va. Todavía es peor, cuando se ignora el motivo. Porque la amistad
hace que la persona amiga, cale profundamente en nuestro ser. Entonces uno se
pregunta: ¿Caducan las amistades?
Unos dicen: “Las relaciones pueden enfriarse
por no compartir sentimientos, porque se produjo un conflicto que ha
desencadenado una separación anunciada e inevitable o, simplemente, porque cada
quien, toma un rumbo diferente”.
Otros afirman: “A veces hay amistad
que en realidad no debería de llamarse tal, lo cual tiene una explicación.
Dicen que los amigos son la familia que escogemos pero, aunque suene crudo,
tenemos que conformarnos con lo que podemos quedarnos”.
Un tercero asegura: “En
nuestra vida debe estar quien quiere y aprecia estar. Estos
“amigos” que sin decir nada se alejan, tendrán sus motivos. Quizás el tiempo
que estuvieron fue de verdad…Quizás su paso por nuestras vidas cumplió su
cometido….
Es probable que ya no tengamos los
mismos valores, aspiraciones o proyectos de unos años. Es normal que duela y
que cueste deshacerse de alguien que forma parte de uno. Pero, la relaciones
cambian para bien o para mal, solo es cuestión de aceptarlo.
Algunos dicen que “pasado cierto tiempo,
pocos de los amigos cercanos mantienen la misma posición de confianza y
menos la mitad de nuestros amigos permanecerán a nuestro lado pasados algunos
años. En realidad, es normal que esto suceda”.
La amistad, entre otros valores o dones,
es un hecho real con que cuenta el ser humano. Fuimos diseñados para ser y
tener amigos, para dar y recibir, para amar y ser amados;
Hay dos tipos de amistad: la casual
y la profunda. Casual es la formada por un “accidente”, tal vez
basada en un interés egoísta y que, generalmente, trae problemas; en palabras
coloquiales, es el “socio reieté”.
La amistad profunda, implica intimidad
con propósito, integridad, compromiso y responsabilidad, pensar en el bienestar
del otro más que en el propio; por supuesto que este tipo de relación demanda
de nosotros trabajo, paciencia y dominio propio para no expresar
sentimientos negativos que dañan.
Necesitamos saber cómo tener una amistad
que se ajuste con los valores de la vida, transite en un mundo lleno de egoísmo
y nos libre de heridas y males, afirma Flor Trujillo, psicóloga experta en
temas de familia.
Te doy gracias, Padre por los
amigos que me regalas y te ruego que guardes sus valiosas vidas en el hueco
de tus amorosas manos. Señor. Jesús, ¡gracias por mis amigos! Por ser cada uno
de ellos, para mí un verdadero tesoro ¡AMÉN!
“El amor más grande que uno puede tener es dar
su vida por sus amigos”
(Jn 15:13)
(Jn 15:13)
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