Al punto, es oportuno recordar
las palabras del maestro S. Núñez: “La vida es una carrera, largo y penoso
esfuerzo con que vamos creciendo y madurando por entre muchas derrotas y victorias”.
Por ello, además de sentirnos
respetuosos de normas, en esta hora propicia de Cuaresma, quienes nos
decimos cristianos, hagamos de esta circunstancia una ocasión de solidaridad, amor y perdón.
Prudencia:
El catecismo enseña que la prudencia
es virtud que lidera a las virtudes. Igual que un sabio conductor, la prudencia
es una virtud especial que pertenece a la inteligencia y a la voluntad: El prudente
hace lo que debe, no sólo lo que quiere.
Si nos dicen una y otra vez: “E
pytá nde rógape”, ¿es prudente seguir la vida como si nada, juntarnos
con los amigos, jugar al piki y chupar como descosidos,
habiendo grave peligro de contagio, enfermedad y muerte, para uno mismo y para
los demás?
¿Es prudente, aunque creamos que no seremos golpeados por el Covid, violar las medidas
sanitarias sugeridas por las autoridades?
Lo que hace la prudencia
es que pensemos antes de actuar. Ej: Si salimos a voludear y molestar a otros porque no nos
importa la propia vida, pensemos que: no tenemos derecho de decidir por la salud
y vida de los demás.
Dije ¡pensemos!…Si funcionara nuestro
mecanismo cognitivo (pensar), entonces no saldríamos de casa. Pero si salimos…porque
se nos canta (no por extrema necesidad) es que, tenemos nomás luego la cabeza
hueca, o llena de m…o, más benignamente diciendo: tenemos cabeza de cartón.
La Templanza. Es virtud moral que ayuda a no dejarnos
llevar por reacciones apasionadas (hacer lo que queremos sin frenos ni
barreras). La templanza acompaña a la prudencia y da “polenta” para no salir, jaje jokómi haguá. Lavarse manos y usar barbijo, aunque no... ¡da gusto loo!
La Fortaleza, supone firmeza y constancia en la búsqueda del bien.
Nos ayuda a superar el temor. Incluso nos
capacita, como dice el Catecismo, para renunciar y sacrificarnos por causas justas. Fuerte
no es quien ataca con furia. Fuerte es quien Resiste.
La Justicia, supone firme y constante voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que es debido.
Aunque nos sintamos bien y lejos de los grupos de riesgo, ¿es justo hacerse “ñembotavy”
para no cumplir las medidas sanitarias y poner en riesgo la salud y vida de
nuestra familia y la de los demás?
Finalmente, si no hay Prudencia, no hay
virtud moral, porque la Prudencia es la madre y fundamento de las
virtudes cardinales: Justicia, Templanza y Fortaleza. Por tanto, aquel que es
prudente, es por añadidura justo, fuerte y templado.
Sabemos que todo esto es demasiado para
la comprensión del entendimiento de muchos terrícolas, pero hagamos todos un
esfuerzo y juntos venzamos al asesino Covid-19, ¿SI PA?
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