miércoles, 22 de abril de 2020

FUNCIONARIO PÚBLICO Y VIDA PRIVADA

                                    Nicolas Laverde on | Frases bonitas, Frases motivadoras y Frases ...
¿Los cristianos deben anular su condición de tal en política partidaria o como funcionario público? ¡No! Un cristiano debe ser coherente, tanto en su vida privada como pública, dice David Ramos-ACIprensa.com.

Alejandro Ordóñez, católico y uno de los más férreos defensores de la vida, la familia y la legalidad en Colombia, desde su cargo ha soportado diversos ataques mediáticos, al tiempo que enfrentaba a diversas instituciones del Estado como la Corte Constitucional.

En entrevista concedida a ACI Prensa, Ordóñez señaló que “hoy asistimos a una especie de esquizofrenia (desequilibrio) social de los servidores públicos. Piensan y hacen lo que quieran en privado pero actúan diferente en lo público”.

“Hay algo que hoy está ausente en nuestra sociedad: La Coherencia. Coherencia que debe tener todo funcionario público, en su vida privada y pública, y con mayor razón, si se declara cristiano”.

Porque, sin ninguna duda, “nuestra vida de familia, religiosa y ética, es determinante en la vida pública”. De lo contrario, estamos ante una gravísima culpa: La “fracturación moral” de la persona, carente de integridad”.

Es decir, considerar que, lo que es malo en “público”, no lo es en “privado”. Ante el público me muestro de modo distinto, diametralmente opuesto a lo que realmente soy en privado. Podría preguntarme… ¿Quién soy realmente, cuando nadie me ve?

 El actuar contra lo que creemos es correcto, “nos convierte en hombres sin conciencia o actuamos contra la conciencia”. “Lamentables actos de imparable corrupción en la función pública, es desvergonzada y dramática realidad moral que nos golpea”.

Si los hombres públicos son buenos padres, hijos obedientes y respetuosos, fieles esposos, honestos servidores públicos… ciertamente, tendremos más buenos ciudadanos, mejores funcionarios.

Al aceptar el “divorcio” entre mi vida privada y mi actuar en público, donde hago “regla” que mi vida privada, nada tiene que ver con la función pública, estoy en un caos personal, definitivamente me involucro en la corrupción “público-privada”.

Alguien acuñó esta sentencia: En los campos donde cabalga la mentira vestida de dulce hipocresía, la sinceridad es siempre la gran incomprendida”.

La hipocresía reina dichosa y rozagante en muchas de nuestras instituciones políticas, en ciertos escenarios laborales, en nuestras comunidades cristianas, e incluso en la intimidad de ñane tupao´i pe (nuestra iglesia doméstica) Ha ¿mba é ja japó?

El cristiano es un ser integral, lo es durmiendo, estudiando, gozando y muriendo: no cabe dividir su vida en mitades segmentadas en cualquier colectivo. Quien posee esta identidad lo trasluce inevitablemente en su acción, donde quiera que esté, dirá C. Díaz.

En un mundo pagano donde habitualmente la universal “prostituta del dinero” abre las piernas… ¿cómo llevar a cabo con seriedad el cristianismo? Y no olvidar que, al parecer, hay un esfuerzo general por suprimir la noción de moral en la familia y en la política

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