Se ve a mucha
gente incumplir la cuarentena, a pesar de recomendaciones y decreto oficial.
Vimos detener a “monos con pantalones” que violaron reglas, “compitiendo”
irresponsable y estúpidamente con la plaga del virus en: circular libremente.
Se reportan casos
de maltrato y agresión a policíaa por parte de violadores de la cuarentena en
flagrante delito. ¿Por qué tanto egoísmo, ignorancia y mbareté? ¿Qué tiene en la cabeza
quien viola tranquilamente el aislamiento? ¿Por qué actúa con tremenda
irresponsabilidad y prepotencia?
Diría mi cumpa cho Calí: “desde el punto
de vista psicológico, a nadie le gusta que le digan lo que tiene que hacer,
porque “jaikuaápa voi ningó”. Tampoco faltan idiotas que agreden a
quienes cumplen funciones preventivas (policías, médicos, enfermeros,
bomberos), confundiendo...hombría (valor, fortaleza) con machismo
o bajo arrieraje.
Hay una fauna
“cortocircuitada”,
sin límites ni barreras en sus burradas. No son capaces de aplacar su insano
deseo. Luego, ¿cómo esperar de este espécimen actitudes solidarias y empáticas?
Sumemos a lo
dicho por el clásico ejemplar del “mbaretecho”: “che la amandáva ko ápe”, ¡a
mí nadie me dice lo que tengo que hacer! (probablemente porque tenga algún
amigo, compadre o correli mburubichillo, también del mismo
pelaje)
Hablamos de una
realidad que va en contra de la salud y la vida, una situación de crisis en la
que nos tenemos que unir solidariamente como sociedad. De lo contrario, la
muerte estará cada vez más cerca de todos, (incluyendo al imbécil violador).
Las cifras de
afectados por el coronavirus aumentan. Mueren miles de gente en el mundo. ¿No podemos
entender que este mal nos está eliminando
cruelmente?
Nos llegan
noticias, en tiempo real, de hijos que no logran despedirse de sus padres; miles
de miles de cadáveres que no pueden ser
velados, enfermos que mueren en sus casas, de familias rotas y aisladas. ¡La
situación es dura y lamentable!.
Así las cosas,
tenemos una manada de irresponsables que creen que esto es vyroreí, que el dengue
mata más gente, llegando al colmo de la pelotudez de decir que el virus es nomás
loo
“invento del gobierno”.
Luego, violando
las reglas del confinamiento, salen de sus casas a jugar piki riéndose de todos
los demás, porque ellos son los letraditos y los demás vyros.
En nuestra
fracturada y errante sociedad, hay sin embargo, gente respetuosa, que se queda
con cara
de bobos viendo cómo delincuentes incumplen el “Epytánderógape”. Callarse
es cobardía y complicidad de quien atenta contra la vida de todos.
¡Hay
que denunciar por todos los medios! Poner en riesgo la salud pública es
delito.
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