miércoles, 4 de octubre de 2017

AUTORIDAD - "ÑA MANDA"

¡PARA  SERVIR!

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Autoridad proviene de latín “auctóritas” que significa servir, explica Carlos Díaz. Pareciera, sin embargo, a juzgar por la actitud de la mayoría de los gerentes o directores, sean estos en empresas públicas o privadas, lo ignoran.
Al acceder a un cargo, padecen repentinamente del “síndrome de ciudadano clase “A”. Adoptan posturas aristocráticas, no admiten conversar en el pasillo, solicitan que cualquier entrevista sea canalizada vía secretaría, hacen reservar estacionamiento para sus vehículos y el funcionario subalterno ha de cargar con sus pertenencias, cual lacayo al estilo feudal.

Así vemos comportarse a muchos de los nuevos “tribunos de la plebe”. Antes de ocupar un lugar en el “podio”, podíamos hablar con ellos en cualquier lugar, intercambiábamos nuestros números telefónicos y podíamos gastarnos algunas bromas.

Hoy, mágicamente el cargo ejerce en el “encargado” una acelerada metamorfosis. Sólo si las circunstancias obligan, te da su nuevo número de teléfono, pero no te atiende. Y nada digamos si los cargos son políticos. Oñembotavyta y hará de la mentira una “segunda piel”.

Dicho de otra manera, el antes “compañero”, una vez que accedió a la nueva función, aunque con el disfraz de amigable seductor, pronto será un amedrentador de sus débiles subalternos, será temido y sobornará a los ambiciosos, de quienes siempre estarán rodeados. Los nuevos capataces no abandonarán su rol de bufón del tirano superior.

¿No conoce a algunos de sus ex amigos con estas características?. El funcionario será jefe en vez de líder. No se descarta que eventualmente el jefe, además, pueda ser líder. Es lo deseable…Pero, no es la regla, lamentablemente. Muy pronto demostrará sus cualidades camanduleras.

La diferencia entre el jefe y el líder es perfectamente clara. El líder, esto es, la verdadera autoridad, estudia y planea el éxito de la empresa (pública o privada) y el bien común de sus comandados, para ello se alía con los mejores, los más hábiles y más cuerdos de su equipo, dándoles aliento y confianza.

El jefe-cacique, también busca el éxito, pero para él y sus secuaces apocados y obedientes, con conciencias paralizadas por la ambición y el deseo de lucro personal. Su estrategia se basa en la esperanza de lograr lo máximo posible mientras ocupa el cargo.

Generalmente su primer objetivo es el enriquecimiento personal y el de su familia, luego, de sus más fieles compinches, (los medios de comunicación informan diariamente casos y cosas en todo el territorio de nuestra dolorida patria.

Naturalmente, en este escenario, el subalterno con recta conducta pronto verá amenazado su puesto. La experiencia nos confirma que, o los buenos se hacen malos, por razones obvias; o pierden el trabajo por no “adecuarse” a las normas del nuevo “pretor”.

Para los que ostentarán la responsabilidad de ocupar un cargo – que significa servicio a los demás- en periodo que se avecina, me permito la osadía de recordarles que todos “nacemos desnudos, hambrientos, necesitados de comida, bebida y ropa, sin oro ni plata. Desnudos vemos la luz del sol por primera vez.

Desnudos recibe el cementerio a parias y ricos, y nadie puede encerrar en el sepulcro rus riquezas. Una ínfima porción de tierra de 2 x 1metros, es suficiente a la hora de la muerte, lo mismo para el pobre que para el rico, y la tierra que no fue suficiente para calmar la ambición del rico, lo cubrirá total e irremediablemente, nos recuerda el Dr. Carlos Díaz.

Hago votos para quienes ocuparán banca, curul, etc., luego de las próximas elecciones, entiendan que los “puestos” son para desarrollo y promoción del servicio. Que pulvericen el viejo vicio del cacicazgo y la consabida mala praxis del saqueo al estilo: Aprovechemos lo máximo mientras estamos en el cargo”.

Autoridad, ya nos enseñó el divino Maestro, es sinónimo de servicio para portar, comportar, soportar, y nunca deportar a nadie... ni al exilio territorial ni al económico. Podemos salir de este cenagoso fango en que estamos chapoteando, si queremos. 

Es cuestión de hacer más y mejor, con honestidad y patriotismo. Todavía hay buena gente en nuestro querido Paraguay. ¡Bendita la comunidad dirigida por autoridades de elevada estatura moral!


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