¡PARA SERVIR!
Autoridad proviene de latín “auctóritas” que significa servir, explica Carlos Díaz. Pareciera, sin embargo, a juzgar por la actitud de la mayoría de los gerentes o directores, sean estos en empresas públicas o privadas, lo ignoran.
Al acceder a un cargo, padecen
repentinamente del “síndrome de ciudadano clase “A”. Adoptan posturas aristocráticas, no admiten conversar en el
pasillo, solicitan que cualquier entrevista sea canalizada vía secretaría,
hacen reservar estacionamiento para sus vehículos y el funcionario subalterno
ha de cargar con sus pertenencias, cual lacayo al estilo feudal.
Así vemos comportarse a muchos de los
nuevos “tribunos de la plebe”. Antes de ocupar un lugar en el “podio”, podíamos
hablar con ellos en cualquier lugar, intercambiábamos nuestros números
telefónicos y podíamos gastarnos algunas bromas.
Hoy, mágicamente el cargo ejerce en el
“encargado” una acelerada metamorfosis. Sólo si las circunstancias obligan, te
da su nuevo número de teléfono, pero no te atiende. Y nada digamos si los
cargos son políticos. Oñembotavyta y hará de la mentira una
“segunda piel”.
Dicho de otra manera, el antes
“compañero”, una vez que accedió a la nueva función, aunque con el disfraz de
amigable seductor, pronto será un amedrentador de sus débiles subalternos, será
temido y sobornará a los ambiciosos, de quienes siempre estarán rodeados. Los nuevos
capataces no abandonarán su rol de bufón del tirano superior.
¿No conoce a algunos de sus ex amigos
con estas características?. El funcionario será jefe en vez de líder. No se
descarta que eventualmente el jefe, además, pueda ser líder. Es lo deseable…Pero,
no es la regla, lamentablemente. Muy pronto demostrará sus cualidades camanduleras.
La diferencia entre el jefe y el líder
es perfectamente clara. El líder, esto es, la verdadera autoridad, estudia y
planea el éxito de la empresa (pública o privada) y el bien común de sus
comandados, para ello se alía con los mejores, los más hábiles y más cuerdos de
su equipo, dándoles aliento y confianza.
El jefe-cacique, también busca el
éxito, pero para él y sus secuaces apocados y obedientes, con conciencias
paralizadas por la ambición y el deseo de lucro personal. Su estrategia se basa
en la esperanza de lograr lo máximo posible mientras ocupa el cargo.
Generalmente su primer objetivo es el enriquecimiento
personal y el de su familia, luego, de sus más fieles compinches, (los medios de
comunicación informan diariamente casos y cosas en todo el territorio de nuestra
dolorida patria.
Naturalmente, en este escenario, el subalterno
con recta conducta pronto verá amenazado su puesto. La experiencia nos confirma
que, o los buenos se hacen malos, por razones obvias; o pierden el trabajo por
no “adecuarse” a las normas del nuevo “pretor”.
Para los que ostentarán la
responsabilidad de ocupar un cargo – que significa servicio a los demás- en periodo
que se avecina, me permito la osadía de recordarles que todos “nacemos
desnudos, hambrientos, necesitados de comida, bebida y ropa, sin oro ni plata.
Desnudos vemos la luz del sol por primera vez.
Desnudos recibe el cementerio a parias y
ricos, y nadie puede encerrar en el sepulcro rus riquezas. Una ínfima porción de
tierra de 2 x 1metros, es suficiente a la hora de la muerte, lo mismo para el
pobre que para el rico, y la tierra que no fue suficiente para calmar la
ambición del rico, lo cubrirá total e irremediablemente, nos recuerda el Dr.
Carlos Díaz.
Hago votos para quienes ocuparán banca, curul,
etc., luego de las próximas elecciones, entiendan que los “puestos” son para desarrollo
y promoción del servicio. Que pulvericen el viejo vicio del cacicazgo y la
consabida mala praxis del saqueo al estilo: Aprovechemos lo máximo mientras
estamos en el cargo”.
Autoridad, ya nos enseñó el divino
Maestro, es sinónimo de servicio para portar, comportar, soportar, y nunca
deportar a nadie... ni al exilio territorial ni al económico. Podemos salir de este
cenagoso fango en que estamos chapoteando, si queremos.
Es cuestión de hacer más y mejor, con honestidad
y patriotismo. Todavía hay buena gente en nuestro querido Paraguay. ¡Bendita la comunidad dirigida por autoridades de elevada estatura moral!
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