DON FELICIANO: ¡¡INTENDENTE MODELO!!
La voluntad es más firme cuando sé lo
que quiero
y quiero
lo que sé. Autoridad – en sentido correcto y real - significa
servicio, ayuda, auxilio. Luego, solo es deseable autoridad que auxilia, la que
sirve, la que aupa, la que te eleva sobre sus propios hombros: esto no impedirá
que ella sepa decirte en su momento una
palabra dura, pero sin aspavientos histerias, con buenas manera aunque con
firmeza. (cfr. C. Díaz – 10 Palabras claves…p.28)
Don Feliciano
Martínez Morales exintendente del municipio de Atyrá (periodo
1991-1996)
inició un proceso de cambio revolucionario que
duró cinco años basado en la participación y en la autogestión que culminó con
la consagración de Atyrá como la "Primera Ciudad Saludable del Paraguay"
y la más limpia del Paraguay certificada por la Organización Mundial de la
Salud y el Gobierno Nacional, el 7 de Abril de 1996.
Don Feliciano es un gran ejemplo para la
sociedad paraguaya. Enseñó con el ejemplo a los miembros de su comunidad, que una
ciudad “puerca-jaré” es grave atentado a los derechos humanos.
Entendió, como pocos, que la política es el más grado de la caridad volcada
hacia el bien común, según varios Papas. Su testimonio de vida hizo posible ser
protagonista del cambio colectivo y efectivo.
Libre de mezquindades, se donó en la acción y trabajó duro sin esperar “alguna ayudita” y no le importó el color del trapo partidario de sus conciudadanos. Protagonizó una “revolución personal y cultural” (al estilo de Mounier), sacudiendo a la gente de su beata somnolencia. Dio la espalda a la politiquería dañina y roñosa; apostó firme a la responsabilidad cívica y al solidario bien común.
Dictó cátedra – no hablando, sino haciendo
- sobre el tan cacareado Cambio: Conciencia ciudadana, autogestión y honestidad.
Apostar al bien común significa gobernar “con y para” el pueblo; lo que supone
no tener tiempo para “poseer todo y pronto para sí”,
sin frenos ni barreras.
“Yo quiero un Paraguay diferente. Y el
paraguayo vale, el paraguayo puede”. Con esta convicción don Feliciano Martínez
convirtió a Atyrá en la ciudad más
limpia del país y una de las más limpias del mundo. De las 632 casas que había
en Atyrá, unas 512 contaminaban el medio ambiente cuando se inició el proceso
de cambio que terminó por erradicar la contaminación, la miseria y el abandono.
El trabajo se basó en un modelo de
autogestión participativa e incluyente, en el cual cada ciudadano asumía su
cuota de responsabilidad: cada quien se ocupaba de limpiar su casa, su patio y
la vereda. Cada vecino se convirtió en pieza fundamental de las tareas de
mejoramiento de la ciudad, de la educación y de la calidad de vida de la
comunidad…. Su dedicación era incansable: era el primero en salir a barrer la
vereda de su casa, para luego continuar con la limpieza de las plazas y las
calles.
En un principio lo consideraban un loco
y en muchas ocasiones la gente volvía a ensuciar los lugares que él limpiaba
con tanto sacrificio (…) “Nosotros no tenemos riquezas materiales, nuestra
riqueza somos nosotros”. La convicción de don Feliciano era contagiosa…Decía
que “juntos podemos hacer grandes cosas en esta patria querida”.
Y sostenía sus palabras con el ejemplo,
con la dedicación diaria al trabajo, con la honestidad y el espíritu de
cooperación. (Cfr. Enfoque Paraguay- Héctor Farina - sábado, 18 de octubre de
2008).
Conclusión: La verdadera autoridad nunca
se sirve del otro, antes bien, se esfuerza en servir. No buscan la foto para obtener
voto mientras cortan la cinta que inaugura algunos metros de empedrado a costo faraónico.
¡Desgraciada la comunidad donde los mandamases
no son los mejores, y feliz aquella otra donde lo contrario es normal! (cfr.
Carlos D. -10 Palabras claves para educar en valores p.28).
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